El reciente nombramiento de Jalatlaco como Barrio Mágico es para quienes habitan el lugar una doble responsabilidad tanto para sus residentes como para las autoridades. “Lo fácil es llegar, lo importante es mantenerse”, señaló Arnel Cruz Salazar, expresidente del barrio, así como hotelero en aquél punto.
Haber sido reconocido como uno de los 50 lugares más bellos del mundo y recientemente con el reconocimiento a nivel nacional ha requerido un largo camino. Su historia no es reciente. Jalatlaco fue fundado por los aztecas y en esa época fue conocido como Segura de la Frontera. Una vez establecida la Verde Antequera, este punto dotaba de la mano de obra a la ciudad, además de concentrar la curtiduría.
Se calcula que Jalatlaco existió desde hace más de 300 años. Al paso del tiempo sus árboles han sido centinelas de las historias, de su gente, sus crisis y su transformación en la última década cuando pasó de ser un lugar con alto índice de inseguridad a uno de los espacios más bellos del mundo.
“Estos últimos años han sido importantes. La autoridad tuvo una importante visión de crear un producto turístico dentro de la ciudad. El trabajo de los últimos años se ha visto y hoy se concreta a través de este reconocimiento de la Secretaría de Turismo Federal para que Jalatlaco sea el primer barrio mágico del estado. Para quienes vivimos aquí es un gran honor”, expuso Arnel Salazar.
Parte de la historia se conserva en la memoria de Margarito Navarro Curiel, quien es nativo de Jalatlaco y tercera generación. Hace más de 50 años el barrio era poco frecuentado por su olor peculiar debido al trabajo que realizaban en piel.
Con la urbanización vino una metamorfosis que llegó al campesinado a abandonar los cultivos y la ganadería. Para 1970 las calles fueron empedradas y de esta forma se conectó hacia la ciudad.
Luego surgió la organización de la primera comparsa, misma que se conserva hasta nuestros días, sólo que ahora se acompaña de paredes pintadas con bellos murales que relatan parte de la historia de Jalatlaco.
“Una de las fortalezas que el barrio tiene es que los vecinos del barrio son quienes lo habitan, quienes cada día recorren sus calles, trabajan en sus hogares y esa es una fortaleza para el barrio. A pesar de esta gentrificación que ha generado el incremento de la actividad económica al interior del barrio, se ha podido caminar de la mano el entendimiento y reconociendo que la vocación turística del barrio ha traído beneficio para todas las familias del propio barrio”, señaló Cruz Salazar.
