Texto: Aleyda Ríos Fotos: Gabriela González
“Nos querían quitar definitivamente, pero somos parte del zócalo de Oaxaca”, afirma don Juanito mientras prepara su cajón.
Los aseadores de calzado, o como coloquialmente se les llama: “boleros”, han formado parte de las calles de México desde la época de los bisabuelos y tatarabuelos, cuando la mayoría de los ciudadanos calzaban zapatos que acostumbraban mantener lo más lustrados que fuera posible.
Hoy en día, los boleros siguen vistiendo las calles del Centro Histórico de Oaxaca, esperando el momento en el que algún ciudadano local o turista quiera limpiar sus zapatos.
“Pues si bien me va, llego a atender a unas 10 personas en un día, pero está difícil. Se les hace caro porque cobramos 20 pesos; en un día normal saco unos 100 o 150 pesos”, platica don Joel, quien se instala siempre frente a los vendedores de globos.
Alternativa a falta de oportunidad
La mayoría de estos trabajadores son adultos mayores, pues ante la dificultad de encontrar trabajo, han optado por recurrir a este oficio, que pese a ser tan antiguo, sigue siendo mal pagado.
“Muchas veces uno por la edad es que se recurre a esto, no se encuentra trabajo, pero pues yo desde niño que venía aquí al Zócalo, veía a los boleros”.
Como muchos otros oficios, sus buenas rachas las llegan a tener en épocas de fiestas, como Semana Santa, Guelaguetza, Día de Muertos y vísperas de Navidad, que son las temporadas altas, pero a pesar de ello, no son los turistas quienes recurren a ellos, sino la misma ciudadanía oaxaqueña.
Aprenden de la gente
Al estar en la misma zona que los puestos de periódicos y revistas, es común que la conversación entre clientes y aseadores de calzado surja con los hechos que acontecen en el estado. Es por eso que las discusiones sobre temas de interés público se han vuelto parte importante de la rutina de estos trabajadores.
“Lo que me gusta es eso, uno aprende mucho de las pláticas de los que vienen a limpiar sus zapatos. Te cuentan historias de los pueblos; viene mucha gente mayor y platican sobre las leyendas y costumbres de los lugares donde viven. Así aprendemos a valorar más a nuestro Oaxaca”, comenta don Joel.
Son parte del Centro Histórico
Pese a que los “boleros” han sido un referente del Zócalo de la ciudad de Oaxaca desde hace varias décadas, recientemente tuvieron que enfrentarse no solo a las dificultades de la pandemia que los obligó a abstenerse de laborar, sino a las diferencias entre administraciones, por el reordenamiento de los vendedores.
“Nos querían quitar definitivamente, pero pues somos parte del Zócalo, estamos aquí desde hace muchísimos años; el oficio del bolero existe al menos hace unos 140 o 150 años. Yo llevo 51 años boleando aquí”, narra don Juanito, quien recuerda que la organización a la que estaban afiliados cuando él inició en el oficio se llamaba “liga socialista”.
La mayoría de los aseadores de calzado aprendieron solamente viendo, desde niños, que caminado por las calles céntricas de Oaxaca de Juárez se encontraban ya puestos los boleros con sus cajones, sus latas de grasa, sus brochas, sus trapos, sus cepillos, agua y jabón.
El caminar sobre la alameda, el arbolado, alrededor de los portales y entre los jardines que conducen al quiosco, llegar con alguno de estos trabajadores y pedir que limpie y lustre su calzado, es una costumbre que aún no desaparece y que conforma lo que día a día se vive en el Centro Histórico de Oaxaca.
Para saber
140 años de antigüedad tiene este oficio
$20 cuesta la boleada
5 personas al día es lo que atienden en promedio
$100 es el dinero que gana en un día
