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Arzobispo de Oaxaca llama a ser solidarios y sensibles con migrantes

arzobispo-oaxaca
Foto(s): Cortesía
Octavio Vélez Ascencio

En el segundo domingo de la Cuaresma, el arzobispo de Antequera-Oaxaca, Pedro Vázquez Villalobos llamó ayer a los creyentes dejarse tocar el corazón por el Señor para ser sensibles y solidarios con los migrantes en tránsito por esta ciudad.

“No les ha tocado el corazón para darles un pan”, afirmó.

Durante la homilía de la misa dominical, celebrada en la Catedral de Nuestra Señora de La Asunción, el mitrado sostuvo que muchos católicos desestiman el dolor de los migrantes y hasta dicen, sufren porque quieren.

“¿Qué ha pasado cuando ven migrantes?, ¿no les toca el corazón?, ¿no son sensibles a ellos? O simplemente dicen ‘pues andan sufriendo porque quieren, tenían un país, vivían en una casa, ¿para qué salieron?’”, anotó.

Incluso, expuso que muchos creyentes son insensibles a la ternura de los niños cargados en los hombros por sus padres migrantes.

“¿No les llena de ternura esos niños que van sobre los hombros?, ¿no les toca el corazón para darle un pan?, ¿no alcanzan a leer lo que dice nuestro Señor, este es mi hijo amado, escúchenlo? ¿No descubren en esos ojos a nuestro Señor que está migrando a otra tierra? Es el que huyó a Egipto, porque era perseguido, porque lo iban a matar”, añadió.

Subrayó que muchos de los migrantes en tránsito por esta ciudad salieron de sus países y han llegado caminando para huir de la violencia.

“¿Cuántos de nuestros pueblos de México han dejado su casa? En diferentes partes de nuestro país, huyen por la inseguridad y la violencia, miles, cientos de miles, por no escuchar la voz de Dios que dice ‘es tu hermano, no levantes la mano contra tu hermano’. Qué doloroso y qué triste vivir así con miedo. Hay mucho sufrimiento, hay mucho dolor, falta luz que nos da el señor Jesús”, agregó.

De esta manera, pidió a los católicos a orar, pero también a establecer una relación comprensiva, paciente y caritativa, para ser capaces de mirar a los migrantes con ternura y con amor.

“No cierren sus ojos ni sus oídos. Abran los ojos y los oídos para ver y escuchar, porque es Dios quien les habla. Es Dios que les toca el corazón para hacer algo en su persona, en su familia y en la sociedad”, terminó.

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