Octavio Vélez
En el Domingo de Ramos, el arzobispo de Antequera-Oaxaca, Pedro Vázquez Villalobos llamó a los católicos a parecerse al Señor y así aprender a perdonar a quienes los han ofendido para liberarse del odio y del rencor.
“Durante estos días santos, aprendan de Nuestro Señor a perdonar y no vayan por la vida pensando en todas esas personas que en algún momento los hirieron, los ofendieron, se burlaron, los despreciaron, los calumniaron y los difamaron”, asentó.
Durante la homilía de la eucaristía celebrada en la Catedral de Nuestra Señora de La Asunción, el pastor religioso sostuvo que quienes aprendan a perdonar a quienes los han ofendido sentirán mucha paz y hasta se van aliviar físicamente.
“Cuando nosotros perdonamos, nos liberamos del odio y del rencor. Nos liberamos de amarguras, de sufrimientos y de tantas cosas. Por eso, es importante que siempre perdonen”, asentó.
De esta manera, subrayó que la primera palabra pronunciada por el Señor en la cruz debe resonar en los oídos de los creyentes y guardarla en el corazón para tenerla en todo momento si se encuentran con ofensas del prójimo.
“Nuestro Señor dijo ‘Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen’. Y teniendo ese sentimiento de perdón, le digamos a nuestro Señor “perdónalo, no supo lo que hacía”. Me causó mucho dolor, pero perdónalo”, agregó.
Destacó que quienes tengan esa capacidad de amar y de perdonar, serán los primeros en ser bendecido, porque se llenarán de gracia y manifestarán su amor a Dios al dar el perdón.
Vázquez Villalobos dijo que el Señor pidió perdón no solamente para quienes clavaron sus manos y sus pies en la cruz, sino por todos, por ni y por ustedes.
Procesión del Domingo de Ramos
Después de dos años de suspensión por la emergencia sanitaria ocasionada por el COVID-19, el arzobispo de Antequera-Oaxaca, Pedro Vázquez Villalobos encabezó ayer por la mañana la procesión del Domingo de Ramos, entre el templo de San Felipe Neri y la Catedral de Nuestra Señora de La Asunción.
Antes, en el interior del inmueble, el mitrado bendijo las palmas y a los fieles que asistieron a la ceremonia litúrgica.
