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Los engaños del psicólogo y del psicoanalista

psicoanalisis
Foto(s): Cortesía
Redacción

Alejandro José Ortiz Sampablo

Modificar la realidad acorde a fines es un fenómeno común de observar. Por regla general, de este nos percatamos en la convivencia con los demás, y son pocas las personas quienes ponen seriamente  en cuestionamiento su percepción del mundo.

"Eso ni sucede"

En la nota anterior de esta serie vimos la necesidad que se nos impuso de modificar el término aptitud, por otro que se ajustara mejor a la explicación de la relevancia que cobra para el ejercicio clínico del psicólogo y psicoanalista el saneamiento -por decirlo de alguna manera- de su vida psíquica. Dado que esto último no se da de un solo golpe y, por lo mencionado anteriormente, sería de mayor claridad hablar de una disposición psíquica que de aptitud.

En el párrafo final de esa misma nota, introduje un fenómeno psíquico, la infidelidad, para explicar cómo la entidad psíquica, el Yo, toma del mundo exterior lo necesario para modificar lo que llamamos realidad. En la voz popular, esta modificación de parte del infiel la escuchamos en las atenuantes con las que la persona en cuestión justifica su actuar. Así mismo, supusimos ese fenómeno en dos profesionales, en aquellos que nos atañen -psicólogos o psicoanalistas-, y en un ingeniero de sistemas computacionales.

Algunos colegas podrían replicar, “nosotros no somos así”, por considerar que los estudiosos del alma se encuentran en otra dimensión, pero la observación de las cosas echa por tierra tales argumentos. Así que prosigamos con el ejemplo.

La autorización de sí mismo, el primer engaño

Son conocidos los vericuetos a los cuales la persona infiel se somete; el primero, es la autorización que debe darse a sí mismo antes de cometer el acto. Es en dicha autorización donde la entidad psíquica llamada Yo, inicia la cadena de pensamientos que sostendrán la justificación de la infidelidad. Por regla general, las líneas de pensamiento son diversas, pero el Yo difícilmente tiene a la mano aquellas que son el verdadero motor que lo llevan a la infidelidad, pues las ha alejado de la percepción conciencia. Estas líneas de pensamiento son las que tienen relación directa con su goce sexual.

 

Cuando en psicoanálisis aludimos al goce sexual, no solo nos referimos a lo que de orgánico se alcanza en el encuentro sexual. Para fines explicativos, solo mencionaré lo conocido por todos, el hecho de que el amante escoge como depositario de su amor y deseo a personas con cualidades específicas. Tampoco  habremos de aplicar las mismas leyes para entender el mencionado goce para hombres y mujeres, pues también de la sabiduría popular recogemos el dicho de que los hombres piensan con el órgano sexual y las mujeres con el corazón. Pero esto no lo desarrollaré en esta nota, solo lo menciono por el ejemplo del que me estoy sirviendo para poner de relieve eso que llamamos "disposición psíquica".

Continuará el lunes…

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