Sin precedentes en la ciudad, la visita fortuita de la Big Band Jazz de México demostró que la ciudad agradece y aplaude este género. En un sitio que le cedieron músicos del sindicato a los integrantes de esta orquesta fundada hace 18 años, Bajo el Laurel logró concentrar a un público heterogéneo que aplaudió, cantó, bailó y disfrutó de las dos horas de jazz que los músicos obsequiaron a Oaxaca.
El preludio fue la presentación de tres ensambles de músicos mixes, los cuales se conformaron durante el primer día de actividades de los líderes que la Big Band Jazz tuvieron en Oaxaca y que habían sido previstas para Tamazulápam, en la Sierra Mixe y que tuvieron que moverse a la capital. La clínica musical estuvo dirigida por los maestros Martín Ramos y Ernesto Ramos, quienes trabajaron con 60 músicos.
Es la primera vez que la Big Band Jazz de México pisa suelo oaxaqueño para ofrecer un concierto. FOTO: Carina Pérez
En entrevista, Orlando Jiménez, representante de Un son para el corazón, asociación responsable de crear este vínculo y apoyar a los músicos de Santiago Zacatepec, mencionó que el trabajo de los 18 integrantes de la Big Band Jazz de México fue su guelaguetza a Oaxaca, ya que ninguno de ellos cobró por esta presentación, así como tampoco los fundadores por la clínica de música.
El regalo para Oaxaca incluyó dos horas de concierto en el mítico espacio bautizado Bajo el Laurel, donde convergió un público sorprendido por las ejecuciones de esta orquesta fundada en 1999 por Martín y Ernesto Ramos.
Ernesto Ramos, director de la agrupación mexicana, guió al público durante este concierto Bajo el Laurel. FOTO: Carina Pérez
En la presentación se destacó que la presencia de la Big Band Jazz de México en Oaxaca marca un parteaguas en la historia del jazz en el estado y sienta más precedentes para los promotores y gestores independientes, que han logrado este tipo de proyectos, ante el desdén de instituciones gubernamentales.
