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¿Usarías un implante de microchip para operaciones bancarias y compras?

Chip
Foto(s): Cortesía
Israel García Reyes

Israel García Reyes

Poseer un implante con el que se puedan hacer todo tipo de transacciones financieras, realizar compras y prescindir de tarjetas o hacer filas en el banco, ya es una realidad.

Para ejemplo tenemos a Patrick Paumen, un hombre con un microchip injertado. Paumen tiene 37 años, vive en Países Bajos y lleva injertado en su mano izquierda un microchip con el que puede pagar cualquier servicio que se haría con una tarjeta bancaria de débito o crédito.

Señala que las personas quedan impresionadas al ver la curiosa habilidad de desarrolla, por lo que se define como cyborg y biohacker.

A su vez, aparte del chip en su mano izquierda, Paumen cuenta con 30 implantes más, en tanto, afirma que este procedimiento "duele tanto como cuando alguien te pellizca la piel".

Cabe mencionar que el primer chip que se injertó fue en una persona en 1998, sin embargo, sólo ha estado disponible para las personas durante la última década.

La creadora de esta tecnología es una empresa británico-polaca Walletmor asegura que fue la primera compañía en ofrecer los chips a la venta, además, la firma dice que el chip pesa menos de un gramo y está compuesto por un minúsculo microchip y una antena recubierta de un material similar al plástico, básicamente.

Especificaciones

Entre las especificaciones se indica que el injerto no requiere batería ni otra fuente de energía.

A su vez, la empresa reporta que a la fecha ha vendido más de 500 chips. Este chip forma parte del sistema de pago sin contacto en los teléfonos inteligentes. Existen otros implantes que se basan en la identificación por radiofrecuencia (RFID), que es la tecnología que se encuentra en las tarjetas de débito y crédito sin contacto, respectivamente.

Por otro lado, entre los dilemas y objeciones se puede mencionar que el injerto de chips permite el rastreo de la personas, así como la lectura de información personal.

Otras objeciones son la propensión de que las empresas nos opriman y pasemos a ser una especie de máquinas a su servicio en cualquier momento.

Nada Kakabadse, profesora de ética en la Escuela de Negocios Henley de la Universidad de Reading, refiere que estos dispositivos: "Abren nuevas y seductoras perspectivas para el control, la manipulación y la opresión.

FOTO: El Comercio Perú

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