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Mujeres, a la sombra del gobierno Talibán

Foto(s): Cortesía
Agence France-Presse

Casi un mes después de que los talibanes se hicieran con el control de Afganistán, Rabia, de 35 años, ha tomado una difícil decisión: superar el miedo al nuevo gobierno y volver a trabajar en el aeropuerto de Kabul.

Esta madre de tres niños, maquillada y vestida con un traje de chaqueta azul, es muy consciente del peligro, sobre todo desde el atentado suicida perpetrado frente al aeropuerto el pasado 26 de agosto, durante las caóticas evacuaciones de extranjeros y afganos que querían huir del nuevo gobierno. Pero, asegura, no tiene otra opción.

"Necesito dinero para atender las necesidades de mi familia", explica a la AFP. Desde 2010, trabaja en la terminal para el GAAC, una compañía que tiene sede en Emiratos Árabes Unidos y que provee servicios de asistencia y de gestión de la seguridad.

"Estaba nerviosa en casa, tenía miedo, no podía ni hablar", agrega. "Me sentía muy mal. Ahora me siento mejor".

Las mujeres que trabajaban en el aeropuerto antes de que los talibanes llegaran al poder, el 15 de agosto, son de las pocas afganas a las que los islamistas han dado permiso para volver a su puesto de trabajo. Pero de las más de 80 empleadas que tenía el aeródromo, solo 12 -Rabia entre ellas- aceptaron volver.

El sábado, seis de ellas hablaban y bromeaban a la entrada del principal aeropuerto, esperando para controlar a los pasajeros de los pocos vuelos domésticos que se realizan.

"Tuve mucho miedo" 

Qudssiya Jamal, la hermana de Rabia, admite que le "impactó" la vuelta al poder de los talibanes. "Tuve mucho miedo", dice a la AFP la mujer, madre de cinco hijos.

A sus 49 años, saca adelante su hogar ella sola. "Mi familia tenía miedo por mí, me dijeron que no volviera [al trabajo], pero ahora estoy feliz. Hasta ahora, no ha habido problemas".

"Llévenme a París" 

En el aeropuerto, Rabia afirma que seguirá trabajando hasta que la obliguen a parar.

El nuevo régimen de los talibanes indicó que las mujeres podrían trabajar "según los principios del islam", aunque no matizó qué significa esto exactamente.

"Mi sueño es ser la mujer más rica de Afganistán. Creo que sigo siendo la más afortunada [...] Haré lo que me gusta hasta que la suerte deje de estar de mi lado", dice Rabia. 

Su colega Zala tiene un sueño completamente distinto. Esta joven de 30 años, que iba a clases de francés en un instituto de Kabul, tuvo que renunciar a ellas y quedarse en casa durante tres semanas desde que los talibanes regresaron al poder.

"Buenos días, llévenme a París", suelta, chapurreando en francés, frente a sus colegas, que se echan a reír. "Pero no hoy. Hoy soy una de las últimas mujeres [que trabajan] en el aeropuerto".

Estudiar, pero separadas de hombres

Los talibanes permitirán que las mujeres estudien en la universidad, siempre que lo hagan separadas de los hombres, confirmó el domingo el ministro de Educación Superior del nuevo régimen afgano.

"Nuestros combatientes han asumido sus responsabilidades" al recuperar el poder, declaró Abdul Baqui Haqqani en rueda de prensa en Kabul, en la que recalcó la importancia del sistema universitario.

Occidente acusa a los talibanes de querer dejar de lado la educación.

"En adelante la responsabilidad de la reconstrucción del país recae en las universidades. Y tenemos esperanza, porque el número de universidades ha aumentado considerablemente" en comparación con la época del primer régimen talibán (1996-2001), insistió.

"Esto hace que seamos optimistas para el futuro, para construir un Afganistán próspero y autónomo (...) Debemos hacer un buen uso de estas universidades", añadió.

También confirmó que el gobierno prohibirá las clases mixtas en las universidades, permitidas por el gobierno derrocado a mediados de agosto.

"No nos plantea ningún problema. Son musulmanes y lo aceptarán. Hemos decidido separar (hombres y mujeres) porque las clases mixtas son contrarias a los principios del islam y de nuestras tradiciones", dijo.

Según él, la educación mixta fue impuesta por el gobierno prooccidental durante los últimos 20 años pese a que las universidades pedían clases separadas entre mujeres y hombres.

El nuevo gobierno talibán anunció la semana pasada que permitiría a las mujeres estudiar en la universidad, bajo condiciones estrictas: que vistan un velo integral y en clases separadas de los hombres o divididas por una cortina si hay pocas chicas.

El anuncio preocupa a algunas universidades, que afirman que no tienen medios materiales y financieros para adaptarse a la separación por sexo y que esto puede alentar a los estudiantes (acostumbrados a las clases mixtas) a irse del país para estudiar en el extranjero.

También preocupa a la Unesco, que estimó el viernes que el "inmenso" progreso logrado desde 2001 en la educación en Afganistán está en "peligro" con los talibanes y alertó de los riesgos de una "catástrofe generacional" que podría afectar al desarrollo del país "durante años".

 

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