Israel García Reyes
Un sondeo realizado por AP-NORC dio como resultado que el 41% de los trabajadores que han vuelto a las oficinas señalaron que la cantidad de estrés que experimentan ha empeorado, mientras que el 22% dijo que ha mejorado y el 37% comentó que no ha cambiado nada.
El estudio revela que para mil 85 adultos que regresaron a las oficinas durante el 14 al 18 de abril, se ha vuelto más complicado pues deben readaptarse a los rituales anteriores a la pandemia, como los largos desplazamientos al trabajo, el cuidado de los niños y la interacción física con sus compañeros de labor.
Explican que estas rutinas se han vuelto más difíciles dos años después, además, pasar más tiempo con los compañeros podría aumentar la exposición al coronavirus, sumado a la inflación que ha aumentado los costos de las comidas y el transporte.
Julio Carmona, de 37 años de edad, comenzó con el proceso de deshacerse de un horario de trabajo totalmente a distancia presentándose en la oficina una vez a la semana, aproximadamente.
Indica que el nuevo horario híbrido en su empleo en una agencia de bienes raíces de Stratford, Connecticut, le permitía dedicar tiempo a preparar la cena para su familia y a llevar a su hija adolescente al baloncesto, su deporte favorito.
No obstante, en los próximos meses se enfrenta a la probabilidad de más días obligatorios en la oficina. Y eso le crea estrés al padre de tres hijos.
Asimismo, Carmona, cuyo padre falleció el año pasado a causa de COVID-19, le preocupa contraer el virus, pero también tiene más preocupaciones: el aumento de los costos de la comida y la gasolina, los gastos de la guardería para su bebé recién nacido y su lucha por mantener un equilibrio saludable entre la vida laboral y la personal, entre otras.
Por último, la encuesta de AP-NORC de mil 85 adultos fue realizada utilizando una muestra extraída del Panel AmeriSpeak de NORC, que está diseñado para ser representativo de la población estadounidense.
FOTO: Milenio
