Israel García Reyes
Integrantes de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) alertan que fumar en las terrazas las convierte en lugares inseguros por el riesgo de contagio de COVID-19 y otras enfermedades asociadas al tabaco tanto para fumadores y vapeadores, como para los fumadores pasivos, y que pueden esparcir el virus en hasta 8 metros de distancia.
La instancia descubrió que en espacios de fumadores o vapeadores los coronavirus con diámetros de 0.1 micras pueden unirse a partículas del humo del tabaco más grandes, ante lo cual estos aerosoles cargados de partículas víricas logran alcanzar distancias de 8 metros. Por tanto, el humo exhalado del tabaco convencional y de dispositivos electrónicos representan un excelente vehículo para la transmisión de las partículas del virus.
Por ello, ante la previsible aprobación del decreto sobre tabaquismo pasivo y terrazas, los neumólogos han planteado al Ministerio de Sanidad 5 medidas que deberían incluirse en la reforma de la Ley Antitabaco de España. Una de esas medidas es que las terrazas se conviertan en espacios libres del humo de tabaco y de los tóxicos liberados por los dispositivos electrónicos utilizados para vapear, una práctica cada vez más común y que se creía inocua.
Cabe mencionar que los gases y partículas nocivas que contiene el humo del tabaco no sólo provienen de la exhalación del fumador y de la combustión del cigarrillo sino de las colillas o de la mezcla de estos tóxicos procedentes del fumador con gases de la atmósfera. Estos agentes químicos se mantienen en el tiempo, pues se adhieren a la ropa, objetos u otras instalaciones de las terrazas. Incluso se mantienen de forma residual en la exhalación del fumador durante al menos 10 minutos tras finalizar su último cigarro.
Tabaco y COVID
Expertos en neumología indican que existe evidencia científica sólida que demuestra una asociación peligrosa entre COVID-19 y tabaco. La exposición a los tóxicos del tabaco se relaciona con presentaciones más graves y con un peor desenlace de esta enfermedad. Es decir, la presencia de una historia de tabaquismo aumenta en un 79% más posibilidades de necesitar ingreso en UCI o de morirse y en un 96% de desarrollar COVID-19 grave para estos pacientes.
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