Pasar al contenido principal
x

La historia del Hombre Lobo de Allariz

Foto(s): Cortesía
Aleyda Ríos

Manuel Blanco Romasanta fue un psicópata criminal y único caso documentado de la enfermedad mental conocida como "licantropía clínica" en España. Llegó a cometer nueve crímenes en el siglo XIX.

La vida del psicópata

En su acta de nacimiento está identificado como Manuela, pues se creyó que era una niña.

Era de aspecto físico normal aunque medía solo 137 cm, rubio y de facciones consideradas por algunos historiadores como «tiernas». Romasanta trabajó como sastre y era considerado inteligente y culto para la época, pues sabía leer y escribir.

Llevó una vida aparentemente normal hasta la muerte de su mujer, en la que no tuvo participación. A partir de ese momento dejó la vida sedentaria y empezó a dedicarse a la venta ambulante, abarcando toda Galicia.

Con el tiempo, los lugareños empezaron a conocerlo como vendedor de un ungüento para curar la epilepsia y la alopecia, del que se decía que estaba compuesto por grasa humana, por lo que su fama se extendió rápidamente. Por ello las autoridades -al ser informadas más adelante de los crímenes de Romasanta- iniciaron su búsqueda y posterior apresamiento en Toledo.

Su fama de asesino le llegaría con la acusación por la muerte de un alguacil cerca de Ponferrada. Tras ser condenado en rebeldía, consiguió escaparse a un refugio en el pueblo abandonado de Ermida. Allí convivió con el ganado durante meses.

Comienzan asesinatos en serie

Volvió a aparecer en público, esta vez en Rebordechao, mezclándose poco a poco con la población local, y estableciendo progresivamente relaciones personales, ganó en especial la confianza y amistad de las mujeres, lo que hizo que arrastrara cierta fama de «afeminado». Llegó a desempeñar el oficio de tejedor considerado propio de las mujeres en aquella época.

Ya asentado en el pueblo es cuando comenzaron sus asesinatos, que cometía en los bosques de Redondela y Argostios. Durante años eludió a la justicia, cometiendo nueve asesinatos, siendo las víctimas siempre mujeres o niños. Tras los últimos asesinatos planeó su huida, llegando a salir de Galicia con un pasaporte falso. Finalmente fue capturado en Nombela (Toledo) y juzgado en Allariz (Orense).

El juicio del "Hombre Lobo"

Romasanta afirmó que, víctima de un maleficio que lo volvía lobo, había matado a trece personas a sangre fría, usando sus manos y dientes para acabar con sus vidas y comerse los restos. El juicio duró aproximadamente un año.

En él se le acusó de llevar con él con mentiras y engaños a mujeres y niños para matarlos y sacarles el sebo o unto, y posteriormente venderlo. En este litigio declaró ser víctima de un sortilegio de una bruja que, según él, le hacía transformarse en lobo durante las noches de luna llena.

"La primera vez que me transformé fue en la montaña de Couso. Me encontré con dos lobos grandes con aspecto feroz. De pronto, me caí al suelo, comencé a sentir convulsiones, me revolqué tres veces sin control y a los pocos segundos yo mismo era un lobo. Estuve cinco días merodeando con los otros dos, hasta que volví a recuperar mi cuerpo. 

El que usted ve ahora, señor juez. Los otros dos lobos venían conmigo, que yo creía que también eran lobos, se cambiaron a forma humana. Eran dos valencianos. Uno se llamaba Antonio y el otro don Genaro. Y también sufrían una maldición como la mía. Durante mucho tiempo salí como lobo con Antonio y don Genaro. Atacamos y nos comimos a varias personas porque teníamos hambre.

Más tarde alegaría que lo que sufría no era una maldición sino una enfermedad. Además declaró recordar todo lo sucedido una vez transformado de nuevo en ser humano, lo que fue decisivo para su sentencia. La defensa del reo argumentó que no se podía probar un asesinato con una única confesión, aunque ésta fuera la del propio acusado.

La sentencia llegaría el 6 de abril de 1853, cuando Romasanta contaba cuarenta y cuatro años: se consideró que ni estaba loco ni era idiota o maníaco, con lo que fue condenado a morir en el garrote vil y a pagar una multa de 1000 reales por víctima.

Reducción de pena

Un hipnólogo francés que había seguido el caso envió una carta al Ministro de Gracia y Justicia en la que expresaba sus dudas acerca de si Romasanta padecía o no licantropía. Aseguraba haber curado a otros pacientes con la hipnosis y pedía que, antes de ejecutarlo, le dejaran hipnotizarlo.

También solicitó la intervención de la reina Isabel II, que a su vez pidió al Tribunal Supremo que revisase el caso. Tiempo después, Isabel II firmó una orden para liberar a Romasanta de la pena capital, reduciéndose ésta a la perpetua.

Hipótesis sobre su muerte

Hasta 2009 se creyó que Romasanta había muerto en 1854, en la prisión de Allariz en la que cumplía su condena. Pero en 2011 los investigadores orensanos Cástor y Félix Castro Vicente presentaron pruebas que aseguraban que Romasanta falleció en una cárcel de Ceuta de un cáncer de estómago el 14 de diciembre de 1863. 

El "Hombre Lobo" era mujer

Un forense del Instituto de Medicina Legal de Galicia revisó la figura del asesino múltiple Romasanta y le diagnosticó un trastorno genético de intersexualidad.

Cosía, bordaba, calcetaba. Cortaba trajes y vestidos. Era un ser dulce, entrañable, amigo, sobre todo, de sus amigas. Apenas alcanzaba el metro cuarenta de estatura, y tenía «cara de bueno». Esto último lo dice Fernando Serrulla, responsable de la Unidad de Antropología Forense del Instituto de Medicina Legal de Galicia.

El mismo profesional propuso una nueva teoría médica: El asesino múltiple podría haber sido en realidad mujer, con un extraño síndrome de intersexualidad.

Ya se sabía que Blanco Romasanta había sido inscrito en la partida de nacimiento, en 1809, como Manuela, aunque un registro parroquial, ocho años más tarde, lo confirmaba como Manuel. La última a del nombre, en realidad, no había sido una errata. 

Al nacer, sus padres no tuvieron muy claro el sexo del bebé. Con el tiempo, prefirieron considerar que aquello era un micropene, pero probablemente era un clítoris muy desarrollado.

El antropólogo Xosé Ramón Mariño Ferro ya apuntó hace tres años la posibilidad de que Romasanta fuese una mujer. Ahora Serrulla lo corrobora, sugiere una enfermedad concreta y aporta nuevos datos. 

Fernando Serrulla habla de pseudohermafroditismo femenino, una forma de estado intersexual que viaja en los genes de padres a hijos, aunque «solo se manifiesta en uno de cada 10.000 o 15.000 nacidos vivos».

Blanco Romasanta era Manuela. Tenía sexo de mujer pero, a causa de este pseudohermafroditismo, segregaba una cantidad desmesurada de hormonas masculinas y sufrió un proceso de virilización. «Estas personas, debido a los andrógenos, pueden presentar episodios de fuerte agresividad», explica Serrulla.

Esto podría ayudar a comprender la figura del criminal, un personaje que, como vecino, «era un encanto de tío» y se ganaba el cariño y la confianza del pueblo.

 

Noticias ¡Cerca de ti!

Conoce los servicios publicitarios que impulsarán tu marca a otro nivel.