Pasar al contenido principal
x

La muerte de Jorge Luis Borges

Foto(s): Cortesía
Redacción

Corría el año de 1986; la ciudad de Ginebra, Suiza, era el foco de atención del mundo de la literatura por causa del delicado estado de salud de Jorge Luis Borges. Todos sabían que el retiro a Ginebra, la feliz ciudad de su adolescencia, anticipaba el final.


El escritor argentino es protagonista de una biografía fascinante, densa de logros y pletórica de aventuras intelectuales; en ese sentido, era un hombre de acción. Borges hacía honores a sus antepasados literarios antes que a sus antepasados militares, que también los tenía; por sus venas circulaba sangre inglesa, portuguesa, porteña y oriental, raíces todas de las que siempre se enorgulleció.


Jorge Luis Borges tuvo la infancia soñada de cualquier intelectual. Nació en el seno de una familia culta y económicamente bien establecida; su padre fue profesor y novelista, y su madre, traductora, de manera que su primera infancia transcurrió entre el idioma de Shakespeare y el de Cervantes. Borges decía que uno de los escenarios fundamentales de su infancia fue la biblioteca de su padre, de la que tenía la sensación de nunca haber salido.


El pequeño Jorge Luis aprendió a leer muy pronto en casa, así que comenzó su instrucción primaria sin pasar por los primeros grados. Se dice que sus muchos conocimientos, su figura menuda y su tartamudez le valieron acoso y burlas por parte de sus condiscípulos, situación que cambió cuando la familia se mudó a Ginebra, donde ya se vio en igualdad de condiciones con sus compañeros, muchos de ellos hijos de extranjeros o extranjeros, jóvenes de familias de diplomáticos, empresarios y banqueros.


De vuelta a Argentina, la familia fue recibida nada más ni nada menos que por Macedonio Fernández, amigo del padre y después amigo y maestro del propio Jorge Luis. La tutela de Macedonio Fernández y muchos otros contactos granjeados por su linaje y el trabajo intelectual de sus padres -además de su innegable talento aunado a su poliglotismo enriquecido por el latín y el francés adquiridos en Europa- le procuraron una sólida carrera como escritor. El joven Borges hizo todo cuanto se podía hacer en torno a la literatura: fue docente, periodista, reseñador de libros, fundador de revistas literarias, traductor, editor, poeta y finalmente autor de títulos imprescindibles de la literatura no sólo latinoamericana, sino mundial como: Historia universal de la infamia (1935), Ficciones (1944), El Aleph (1949) y El libro de arena (1975).


Hacia 1955, Jorge Luis Borges perdió la vista por causa de una condición médica congénita. Poco antes de su muerte, después de vivir varios años bajo el cuidado de María Kodama, contrajo matrimonio con ella, hecho que levantó varias críticas; sin embargo, el matrimonio facilitó mucho los trámites burocráticos relacionados con el deceso, ocurrido en Ginebra, Suiza, el 14 de junio de 1986, a causa de un enfisema pulmonar derivado de un cáncer hepático.


Al conocer la noticia de su muerte, el mundo se quedaría con la sensación de “deberle” a Borges un Premio Nobel, cuando su genio y su obra eran superiores a la de muchos ganadores de la presea.

Noticias ¡Cerca de ti!

Conoce los servicios publicitarios que impulsarán tu marca a otro nivel.