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Juglaria muestra lado infantil de Huxley

Foto(s): Cortesía
Redacción

Todas las sillas están repletas de niños que no superan los 12 años, hasta en frente los pequeños ocupan hasta el último rincón del suelo, la zona de primera fila; uniformados de los pies hasta el cuello de la camisa siguen las instrucciones del juglar, quien con malabares y unos versos raperos les indica las dos primeras sílabas, seguidas del estruendo jovial de los infantes: Comeeeeeen… ZAAAMOS.


Así comenzó el show en vivo de los promotores mexicanos de la lectura: Juglaria, una agrupación de pedagogos, productores de radio y televisión, cuenta cuentos y especialistas en la enseñanza infantil, pero con métodos más atractivos que copiar del pizarrón y permanecer en un pupitre.


En esta ocasión los juglares presentes fueron el iniciador del proyecto, uno de los hermanos xalapeños, Martín Corona Alarcón, junto a Alethia Valdés Pacheco, quienes interpretaron con títeres la única obra infantil del escritor británico Aldous Huxley, pionero de la ficción y habitante de mundos distópicos, al menos en su imaginario.


Pero antes de comenzar con el show realizaron una sesión de ejercicios gramaticales; entre risas y bromas, contar sílabas de palabras y cantarlas fue el segundo estímulo para que los pequeños despertaran a la actividad -el primero fue el sándwich o la torta.


“Alguien que diga una de cuatro sílabas”, “elote, leche, amigo” fueron las primeras respuestas entre gritos; “¡bicicleta!: bici bici, cle cle, bici bici, ta ta, bicicle, bicita, bicicleeta; ¡mariposa!: mari, popó”, fue una de las bromas de Alarcón que más hizo reír a la audiencia, la acentuación repercutía mucho en el canto de los niños, “¡es sin acento!”, concluyó Valdés.


Los cuervos de Pearblossom


La obra de 1944 narra la historia de una pareja de cuervos, Amelia y Abraham, ambos decididos a engendrar una familia alada comienzan el cuidado de sus frágiles huevos; pero nunca contemplaron la intervención de la serpiente, personaje que a escondidas devoraba totalmente los cascarones de las aves.


En la interpretación, el grupo Juglaria utilizó los títeres de los cuervos, de color azul, una serpiente verde y al búho, amigo de Abraham que lo aconsejó para detener las acciones malvadas de la serpiente.


Los besos entre los cuervos fueron la fuente de carcajadas para todo el público, los pequeños gritaron porque la serpiente no devorara más a los futuros polluelos: “¡es la serpiente, ella se los come!, ¡nooo! y otras súplicas fueron emanadas por los niños presentes.


El cruel reptil fue vencido con la estrategia de colocar bolas de tierra y lodo, las cuales se tragó y le provocaron un dolor en su panza y su cuerpo escamoso, el cual hasta el cascabel perdió.


Al finalizar, el grupo realizó los últimos malabares de la mañana y aconsejaron a los tutores y docentes a buscar alternativas para enseñar a los pequeños las lecciones, las materias y los temas, pero de tal forma que el entretenimiento y las lecciones fueran para ambas partes.

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