Primera de cinco partes
El fin de semana participé en un ciclo de conferencias, organizadas por la Asociación civil denominada Reencontrando y Fortaleciendo Familias (PROFAM), acontecimiento convocado para mujeres, el cual tuvo una exitosa respuesta. El tema que compartí en mi intervención lo titulé “Hacia la reconstrucción de la estima propia de la mujer”. Lo anterior, en virtud a la solicitud de impartir contenido referente a la autoestima.
Es por ello que decidí compartir con ustedes, lectores, dicha participación:
La conferencia
¿Cómo reconstruir la estima propia en la mujer? ¿Qué tan importante es estar fuertes en lo físico, principalmente en lo psicológico o emocional, cuando una mujer se encuentra vulnerable por una ruptura amorosa, en particular cuando ha tenido una relación de años?
La mujer, después de vivir muchas situaciones adversas en las que hubo cariño, amor, indiferencia, maltrato, violencia, frecuente enojo, incluso odio, en una serie de vivencias que desencadenaron sentimientos que tal vez no se habían experimentado con tanta intensidad, como si haya pasado una tormenta (una tormenta interna), no se percata que está posiblemente en una posición de oportunidad.
Ante la adversidad, esperanza
En muchas ocasiones, tomar la resolución de separarse de aquel quien ha sido motivo de tales penas no siempre es sencillo, por lo general deben suceder algunos acontecimientos que le permiten a dichas mujeres tomar algunas decisiones para restablecer su vida, recuperarse anímicamente y así poder enfrentar nuevos desafíos. Sin embargo, no siempre se llega a buen puerto o incluso se vuelven a subir al mismo barco, solo que con distinto marinero.
Vivencias que marcan el navegar
Mencioné que al encontrarse en conflicto se desencadenan sentimientos, ¿a qué me refiero? A que todo empieza desde mucho antes de unirse a una pareja, seguramente desde niñas presenciaron o escucharon muchas situaciones que suelen ser desiguales y que fueron configurando un sentimiento de injusticia, sentir que el hombre tiene más oportunidades, como un camino más amplio y el sendero de las mujeres con muchas limitantes, estrecho y con un trayecto más pesado en el camino.
En la actualidad, en la vida diaria lo podemos observar, tan solo en las infinitas actividades de la casa, por ejemplo: en las labores de la cocina en donde la mujer termina agotada sin tiempo para sí, también en el cuidado y la atención a los demás, lo cual no es remunerado, incluso muchas veces sin recibir una muestra de afecto de la pareja y los hijos. Pero en nuestra cultura, esa vivencia de injusticia está destinada desde el nacimiento.
Continuará el sábado…
¿Quieres saber más? Pide informes a los teléfonos 951 244 7006/951 285 3921 y ¡Hazte escuchar por un psicoanalista del INEIP A.C.!
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