CIUDAD DE MÉXICO.- Las historias de Satoshi Kitamura hicieron que los niños reunidos en el Foro Café y Letras de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ) se arrodillaran en las sillas para ganar la altura que les permitiría mirar los dibujos que el ilustrador japonés mostraba.
En su Kamichibai, un teatro de papel, desfilaron gatos, perros, ardillas, conejos, caracoles, entre otros animales de los que primero perfilaba su silueta para que después el público adivinara la forma.
Los convocados aprendieron a decir "hola" en japonés, a reconocer las figuras en español e inglés -idioma que usaba Kitamura- y descubrieron, con la ayuda de la narradora Marcela Romero, que un dinosaurio muy hambriento puede comerse un tenedor, un sillón, la casa entera, la de los vecinos, los árboles, la Tierra, los otros planetas y el universo entero sin vomitar.
Ahora, expuso Kitamura, el mundo vive en la radiante barriga de un dinosaurio, pues también se almorzó el Sol.
Romero, quien durante la actividad pidió a los mayores ocupar las sillas de atrás para que los niños miraran sin dificultad, no hizo excepciones ni cuando el titular de la SEP, Aurelio Nuño, rodeado por un enjambre de cámaras, entró intempestivamente al foro. Los mayores van atrás, insistía, y la comitiva se fue.
Los niños, desde las conquistadas primeras filas, seguían intrigados por el apetito del dinosaurio.
