Elisa Soto*
Mucho he escuchado a lo largo de mi vida lo que significa “generaciones” y eso no es más que una forma de categorizar a toda persona que nace y vive más o menos al mismo tiempo, considerándolas colectivamente. Sin embargo, esto va más allá que sólo juntarlos en grupos, cada uno fue criado de una forma, desarrollándose con pensamientos e ideologías distintas, esto llevándolos a discutir e incluso estar inconformes el uno con el otro.
La generación de cristal, generación denominada así por ser débiles y no aguantar nada; una generación que se queja de todo, pero, ¿realmente somos así? Digo, somos jóvenes que están conociendo aún más la sociedad en la que habitan, nos dimos cuenta de las fallas y grietas que existen en este sistema desde hace años, nos volvimos conscientes de lo que está mal y ahora que decidimos hacerlo evidente tratan de detenernos, que nos quedemos callados; tal vez es porque somos jóvenes que nos imponemos ante las generaciones más grandes, ante las reglas, cuestionamos para encontrar un sentido propio a lo que pasa, en simples palabras ya no estamos dispuestos a aguantar la opresión. Somos una generación con dignidad y valentía, con el único objetivo de revolucionar nuestro país.
Si la generación de concreto que se quedaba callada y con eso creían resolver los problemas, se encuentran disgustados con nuestro proceder, solo demuestra lo frustrados y reprimidos que están. Yo he conocido adultos en sus 40 y 50 que se empiezan a dar cuenta que por cumplir con las expectativas de sus padres, por complacer a la sociedad misma, por NO denunciar las faltas y golpes que les hicieron en su juventud, tomaron decisiones que hacen de su vida actual incompleta, se preguntan ¿qué hubiera pasado?, y aun con todo eso, de manera consciente o inconsciente vuelvan a repetir los patrones. Realmente ablanda mi corazón esto, no me imagino una niñez, una juventud a base de miedo y no de obediencia, porque claramente son dos cosas diferentes.
“La juventud es el mañana de México”, “Nuestro futuro está en sus manos” o por lo menos eso es lo que nos dicen, ¿Qué clase de futuro podemos construir si no nos permiten hacer los cambios que creemos son necesarios? Deseamos construir una sociedad donde las mujeres se sienten libres y seguras, donde ya seas hombre o mujer puedas emitir tu opinión sin temor a ser juzgado, donde ames sin controversias y donde nadie sea desplazado o discriminado. Es mi deseo heredarles a las generaciones más jóvenes un país, una sociedad que les permita ser libres, libres como las aves, las cuales no conocen frontera alguna, quiero verles siendo lo que realmente son, ya no es tiempo de quedarse callados, seguirán tratando de callar nuestras voces, nos golpearan y nos harán retroceder, pero nuestra lucha nos es totalmente por nosotros sino para los niños y niñas que aún son demasiado pequeños como para conocer lo corrompido de nuestra sociedad. Me pregunto el tipo de padres que seremos, espero que la generación de cristal no repita los patrones de las demás generaciones, que la crianza que demos sea base de amor y respeto, conociendo nuestros límites pero también sabiendo que nuestra misión será guiar a nuestros hijos o hijas para convertirlos en buenas y justas personas y realmente tengo fe en ello, pues hemos dado muestra que lo haremos.
*Estudiante de Comunicación en la Universidad Anáhuac Oaxaca.
