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Visten de flores las tumbas de Mexicápam

Foto(s): Cortesía
Octavio Vélez Ascencio

San Martín Mexicápam, una de las agencias municipales más populosas de Oaxaca de Juárez, conmemoró ayer el Lunes del Panteón, para recordar a sus muertos.


Desde temprano, decenas de familias acudieron al atiborrado cementerio para limpiar y arreglar las tumbas con las tradicionales flores de muertos, cempasúchil, borla, gladiolas, nubes, gardenias y rosas, sin faltar las veladoras y el copal.


Después del rezo de oraciones y rosarios para pedir por sus almas, colocaron el tendido y el mantel para compartir los tamales, las empanadas, la barbacoa, los chapulines, el queso, las tlayudas, el café y el chocolate, alimentos y bebidas que eran del gusto de quienes se adelantaron en esta vida.




El tapete, en recuerdo de la fundadora de Las Pájaras.

 


Tapetes y canciones


Algunas familias también pusieron coloridos tapetes sobre las tumbas de los finados, como donde se encuentra sepultada Isabel Hernández García, doña Chabelita, fundadora del mítico grupo de choque Las Pájaras, del Mercado de Abasto Margarita Maza, que estaba al servicio del recién fallecido líder de la organización Donají Mercados, Marcos Villanueva Serrano.


Al mediodía, el camposanto se inundó de acordes de tríos, grupos norteños o mariachis, para entonar la música preferida de los difuntos o a manera de homenaje.


“El día que yo me muera, no voy a llevarme nada, hay que darle gusto al gusto, la vida pronto se acaba…” o “Cómo quisiera, que tú vivieras, que tus ojitos jamás se hubieran cerrado nunca y estar mirándonos”, entonaron los músicos por una y otra tumba, acompañados de los familiares, con una cerveza o mezcal en la mano.


 




El rezo por los fieles difuntos se escuchaba en los sepulcros.

 


Afuera, la romería


Afuera, también fue otra romería por la presencia de vendedores de flores, veladoras, comida, dulces regionales y demás, quienes a gritos ofrecieron sus productos a los potenciales clientes. La bulla creció más cuando los juegos mecánicos comenzaron a funcionar y un grupo musical amenizó la conmemoración.


Aunque los vendedores de flores no fueron los más animados por sus escasas ventas ante el incremento del costo por la sequía registrada en los pueblos productores de los Valles Centrales. Un ramo pequeño de cinco flores de cempasúchil llegó a costar 25 pesos, cuando el año pasado su valor no superaba los 20 pesos.


 




Este atribulado padre recuerda con cariño a su hijo que murió de sarampión.

 


“Aquí, están enterrados mis abuelos Canuto y Simona, mi papá David, mi mamá, mi tía Candelaria y una hermana; todos los años venimos para estar con ellos durante el día. No los podemos dejar porque cuando ellos estaban vivos nunca nos dejaron; por eso aquí almorzamos, comemos y estamos todo el día. Cuando salen de sus trabajos, toda la familia se viene para acá”.


Catalina Ramírez Vásquez, familiar.


“En este lugar, está enterrado mi primer hijo, José Luis; tenía tres años cuando murió en 1976 por sarampión; trabajaba en la serranía de Pochutla y como se enfermó mucho y no había medicinas, me lo traje para la ciudad con la esperanza de curarlo, pero ya no llegó; Dios sabe por qué lo recogió. Ahora que es día del Panteón, lo vengo a visitar, haciendo de cuenta que estoy con él y él está conmigo. Le traemos dulces porque era lo que le gustaba de niño; puede ser que si lo saboree o no, pero hago de cuenta que sí le gusta esta pequeñez que le traje”


José Silva García 73 años de edad


 




La familia entera permaneció en el panteón.

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