Nuevos disturbios se registraron el viernes en Ecuador, en el segundo día de la huelga del transporte convocada contra la eliminación de subsidios a los combustibles y que llevó al gobierno a decretar el estado de excepción.
"Que quede claro: se eliminó el subsidio, se acabó la zanganería y de aquí en adelante vamos construyendo el nuevo Ecuador que todos anhelamos", advirtió el presidente Lenín Moreno.
La eliminación de subvenciones por mil 300 millones de dólares en un plan de ajuste fiscal pactado con el FMI disparó los precios de los combustibles y generó ira popular.
Decenas de manifestantes volvieron a sostener choques con policías en Quito, intercambiando pedradas y artefactos incendiarios por bombas de gas lacrimógeno, comprobaron periodistas de la AFP.
Los incidentes de produjeron en el centro de la capital, donde está ubicada la sede presidencial, así como en el sector del parque del Ejido, en el norte, donde incluso un blindado antimotines fue alcanzado por una bomba incendiaria.
Los disturbios, que según la Policía se extendieron a otras provincias, dejaban 59 uniformados heridos y 379 detenidos, según el balance consolidado más reciente. El Servicio de Gestión de Riesgos también había reportado 14 civiles heridos.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), con sede en Washington, expresó por Twitter su "preocupación por uso excesivo de la fuerza por la policía en #Ecuador, como evidencian imágenes de represión a las protestas sociales". El organismo refirió "por lo menos 19 heridos y 20 periodistas agredidos".
Sin clases en todos los niveles por orden gubernamental, Ecuador lidia con la huelga de los transportistas, que desafía la medida de excepción impuesta el jueves para movilizar a los militares con miras a restablecer el orden. A las manifestaciones se han incorporado estudiantes universitarios y sectores de oposición.
