La basura que no recoge personal de limpia permanece en las calles, en el interior de las casas o es recolectada si se paga por ello. El servicio se ofrece en camionetas particulares, bajo el amparo de organizaciones como la Confederación de Trabajadores de México (CTM) o el Frente Popular 14 de Junio.
“Nosotros tenemos permiso de la CTM para entrar a cualquier municipio”, asegura Joel “N”, conductor de una camioneta en cuya batea apila decenas de bolsas negras si se le paga, 15, 20 o 25 pesos, según la cantidad de desechos que la gente quiere desaparecer de su vista.
No necesita hacer ruido, basta que se pare en una esquina y que las personas vean qué transporta basura para que empiecen a preguntar: “¿Se lleva mi basura?”. El trato se hace a cambio de determinadas monedas.
El tiradero de Asunción Nochixtlán es el destino final, mediante un pago de 600 pesos, sin contar los 350 pesos de combustible y calcula que le quedan “300 pesos libres” por viaje. Aunque a veces la tira en el basurero que se localiza en la Villa de Zaachila, cerrado desde el viernes pasado por pobladores de la agencia Vicente Guerrero y colonias aledañas, implica un pago más alto: mil pesos.
“Aunque al final sale lo mismo”, analiza Joel antes de empezar a relatar que hace tres años que se dedica a recolectar basura, un oficio que aprendió de su padre desde hace 20 años, cuando lo acompañaba.
Pagar por limpiar
Ayer, él y su padre se dividieron el trabajo entre el Centro Histórico y el municipio de Santa Lucía del Camino. La presencia de Joel en la calle Azucenas y privada de Gardenías, en la Colonia Reforma, obedece a que un establecimiento comercial le llamó para pagarle 700 pesos si se llevaba toda la basura que desde el fin de semana acumularon vecinos de la zona.
“Al final de cuentas es mala imagen para la compañía”, reconoce un empleado de la empresa mientras supervisa que dos personas más laven la banqueta y parte de la calle donde se acumularon todo tipo de desechos.
El esfuerzo da una limpieza momentánea. “Se llevan la basura, pero en la noche la gente va a volver a venir a tirarla, mañana estará otra vez igual”, asegura Maura Martínez desde el portón de su vivienda, dilucidando si paga a la camioneta particular para que se lleve el contenido de basura de un tambo o lo sigue guardando en su casa porque “está cobrando muy caro el señor”.
Colocar una cámara de vigilancia que capte a quienes tiren la basura, construir un nicho o pintar una virgen en esa esquina porque ahí la gente es muy católica son las ideas que se les ocurren a las hermanas Ursula y Luisa Ortiz para evitar que en su calle las personas sigan dejando la basura al aire libre.
Opacidad
El coordinador de servicios municipales, José Ángel Álvarez González, entrevistado en los corredores del palacio municipal se aboca a decir que “estamos recolectando en toda la ciudad la basura, los camiones tenemos llenos, estamos en diálogo con la gente de las colonias, gracias a Dios ellos tuvieron un acercamiento con el gobernador y llegaron a buenos acuerdos”.
Aunque el sistema de recolección todavía no se suspende, ha disminuido en un 40 por ciento y se reestablecerá cuando el basurero sea reabierto, como ocurrió hace apenas un mes, después de diez días de un bloqueo por las mismas razones: que cualquier organización social deje de tener alguna injerencia en la zona.
