Durante años, las administraciones municipales se han quedado con ganas de aplicar la ley en el Mercado de Abasto Margarita Maza, en la capital, pues cerca de 60 organizaciones se encargan del orden y el desorden.
Desde su creación a la fecha, el mercado ha crecido en su capacidad en un 260 por ciento, lo cual forma parte de la lucha por espacios de las más de 50 organizaciones que controlan el comercio. Pasó de cinco mil espacios a 18 mil vendedores, aproximadamente, que hoy forman parte de este lugar.
“Despresurizar” el mercado más grande del estado es el reto que se ha impuesto el gobierno municipal encabezado por José Antonio Hernández Fraguas; pero el escenario dentro de este lugar no es sencillo, pues aún cuando hay límites sobre los espacios en los pasillos, los comerciantes no los respetan.
Orden "parejo"
En este pasillo se aplica el "uno por uno" para pasar.
De aplicarse este programa, comerciantes adheridos al Frente de Organizaciones Sociales y Comerciantes del Estado de Oaxaca y Unión de Pereños, exigieron al gobierno municipal que se aplique disciplina por igual para todos los grupos.
“Mientras se respeten los derechos de los compañeros, estamos de acuerdo, pues tanto hay vendedores tolerados, como los que sólo están por una lana. Aquí, muchos líderes se han hecho millonarios a costa de los vendedores”, apuntó la dirigente Sara Vázquez.
La lideresa, con 35 años en el mercado de abasto, dijo que parte de la responsabilidad de que los pasillos sigan congestionados es de la propia autoridad, quien permite la expansión de los vendedores.
Dobletean espacios
La dirigente del mercado, Sara Vázquez, está a favor del "orden parejo".
En los pasillos, decenas de comercios permanecen cerrados, mientras que el propietario vende su mercancía desde algún otro pasillo e incluso sobre la calle de Mercaderes.
La comerciante y dirigente, Sara Vázquez, expuso que la migración interna se ha originado desde hace muchos años para acaparar espacios y ventas.
Mientras el comerciante expone sus productos desde canastos, mesas o en el suelo sobre algún pasillo o en los accesos principales del mercado, su local es ocupado como bodega. Otro de los casos es que al ver un local cerrado, otro vendedor con puesto semifijo aprovecha la ausencia para colocarse.
Un pasillo que luce con locales cerrados, pero con vendedores sobre los pasillos, es el de los ajos.
“La autoridad también debe hacer un censo para ver quiénes tienen un puesto en el interior para que los regresen, y quiénes son tolerados”, apuntó.
Una de las comerciantes que sería afectada de aplicarse esta regla, es la señora Severina, quien vende desde uno de los accesos al mercado, mientras su local al interior de éste está cerrado.
La mujer dijo que salió de su establecimiento para incrementar sus ventas, pues dentro de la central el ingreso es mínimo.
“Gandallismo”
El límite para el puesto es la línea amarilla.
El límite para que los comerciantes expongan su mercancía en los pasillos está marcado por una línea amarilla que ofrece aproximadamente 50 centímetros de espacio.
Pocos son los comerciantes que se las han ingeniado para respetar el espacio de tolerancia fuera de su establecimiento.
Saltarse ese límite es cuestión de cautela y gandallismo. Un costal, una reja, una canasta… poco a poco, el reducido espacio se hace mayor.
Pero “tomarse el pie” cuando les dan la mano, es otra práctica de los vendedores semifijos, quienes frente a otro establecimiento comienzan su expansión.
Es el caso de una mujer que vende coles, quien debajo de la barra de una carnicería instaló su puesto de más de tres metros.
En tanto que las vendedoras de tortillas y otros productos, que se colocan en medio de un pasillo, tratan de hacerse “chiquitas” para no estropear el paso de peatones y diableros.
Durante un recorrido, también se constató motocicletas en marcha sobre los pasillos de la zona húmeda.
5
mil espacios para comerciantes, proyecto inicial
1978
inicia la migración de vendedores a la central
18
mil comerciantes existen actualmente en esta zona
