La necesidad y la pobreza impulsan a los oaxaqueños a asistir al Hospital Civil “Doctor Aurelio Valdivieso”, en donde su voluntad por vivir los “da de alta”, pues medicamento no hay, a pesar del programa para el abasto de medicamento de compra consolidada en el que se inscribió el gobierno estatal.
“La empresa Disur, la nueva proveedora de medicinas e insumos, se queda corta con las necesidades. No surte de forma periódica”, expresan los integrantes de la delegación sindical 07, de la Sección 35 del Sindicato Nacional de Trabajadores de Salud (SNTS).
Pocas esperanzas
Don Esteban Espinoza suplica para que su cirugía se programe pronto. El campesino de Santiago Laollaga ya fue intervenido hace casi dos años en este nosocomio por complicaciones renales y de la próstata. Pero el problema de salud volvió.
Aunque el hombre cuenta con seguro popular, ha gastado más de ocho mil pesos, entre la primera vez y en la ocasión actual, para realizarse estudios que le niegan o que dicen no ofrecer en ese hospital, indica el paciente.
Su decepción por la primera intervención quirúrgica es evidente, pero es más su necesidad para mejorar su estado de salud y la falta de recursos económicos lo que lo hacen regresar hasta la capital, en donde debe permanecer por lo menos cuatro días más para su cita médica y saber la fecha de su próxima operación.
Se forman largas filas para tramitar una cita en consulta externa. FOTO: Mario Jiménez
“Ya mejor que ahí muera”, recuerda el hombre que esas fueron sus palabras al escuchar de un doctor que debía realizarse un estudio de más de dos mil pesos, dinero que no tenía disponible. Don Esteban dice que fue gracias a una enfermera, que pudo tomarse las placas dentro del hospital por un costo de 400 pesos.
Deficiencia disfrazada con festejo
En medio de un ambiente de festejo por los 52 años del hospital, los familiares se esfuerzan por adquirir el medicamento o insumo que aquí no se encuentra.
Desde hace 22 días, Felipe Ruiz vela en la sala de espera, casi a la intemperie, por la salud de su hija recién nacida. El padre indica que la bebé tiene una “mega vejiga”, y que los estudios que debe realizar alcanzan los ocho mil pesos.
Frustrado por las condiciones médicas en las que se encuentra el lugar donde su hija es atendida, el padre relata que por una radiología en el hospital le cobran ocho mil pesos. “¿Cómo es posible?”, dice el padre de familia, quien además debe comprar tegaderm, que sirve para fijar las sondas de vía intravenosa de forma segura, un insumo indispensable pero inexistente. La caja de este producto va de los 250 a los 450 pesos.
Los pacientes pagan por los servicios del hospital. FOTO: Mario Jiménez
“¡Aquí está jodido!”, dice con coraje la mujer que lo acompaña y que sin dar más definiciones sobre la situación de este hospital, agrega que escuchó cuando a un señor le cobraban 10 mil pesos por una cirugía.
Por un lado, el festejo de un hospital que desde hace varios años agoniza por la saturación de sus servicios y por el otro las desgracias de pacientes y familiares, quienes a veces sin tener otra opción cruzan la calle para empeñar algo o quizá lo único de valor que tienen; enfrente del hospital, una casa de empeño los recibe.
A veces sí, otras no
Así es el abasto que realiza la empresa Disur. Un mes surte, pero el otro no, hasta contar con la mercancía suficiente que debe trasladar desde el centro del país para que “valga la pena el viaje”, refieren los trabajadores de base del hospital.
Por casualidad, para el festejo del nosocomio, el almacén luce con numerosas cajas, pero eso no cambia la realidad.
“No hay ni soluciones fisiológicas, nada”, dice con precisión la parte sindical y trabajadores de diversas áreas médicas a quienes se consultó.
La caja de equipo médico se "presume" en los pasillos del hospital. FOTO: Mario Jiménez
A medio año de la administración, el Hospital Civil sigue en terapia intensiva.
El abasto de medicamentos puede llegar al 80 por ciento, pero las medicinas urgentes faltan y en ocasiones hasta las de primera necesidad.
Los médicos refieren que no es suficiente para la demanda del hospital que al día, por lo menos, realiza más de 300 consultas externas.
Anestésicos, analgésico y hasta antibióticos, son los grandes ausentes en la farmacia.
Surtido deficiente
El abasto puede permanecer por un mes, pero una vez acabados los medicamentos, la empresa tarda en volver a surtir; no hay una constante en este servicio, recalcan.
Respecto a los insumos, la delegación sindical detalla que no cuentan con tela adhesiva ni con botas quirúrgicas, que son artículos básicos para la función de médicos y enfermeras.
Al desabasto de medicinas e insumos se suma la falta de personal. La subsección 07 dijo que al menos 30 enfermeras se necesitan para que las nuevas áreas que supuestamente se inaugurarán en próximos días, operen con eficacia. La escasez se debe a que ese mismo número de enfermeras se jubilaron.
Luchan por la vida contra escasez de medicamentos. FOTO: Mario Jiménez
A marchas forzadas
Por su parte, en el área de lavandería se trabaja con equipo limitado. De las cinco lavadoras, sólo una funciona al 100 por ciento, una de estas con más de 40 años de antigüedad y el resto con el 60 por ciento de su vida útil. Reparar alguna implicaría un gasto aproximado de 40 mil pesos.
Respecto a las secadoras, de las cinco, sólo funcionan tres.
Con ese equipo deben lavar mil 250 kilos al día.
Los trabajadores apuntan que es la fuerza de voluntad de los empleados lo que mantiene de pie al hospital, a pesar de sus deficiencias.
La vida útil de ropa de cama y batas, es de tres meses. FOTO: Mario Jiménez
No hay a dónde ir
Don Esteban quiere sanar, quiere vivir. Él, como miles de oaxaqueños más, no tienen otra opción para eso más que el Hospital Civil, en el que, a pesar de sus deficiencias como institución, depositan su confianza, su vida, en sus médicos.
