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Hay desconfianza entre Rusia y EU

Foto(s): Cortesía
Redacción

Rusia y Estados Unidos dejaron expuestas este miércoles sus divergencias y desconfianza mutua con relación a Siria, en una jornada en que Moscú utilizó nuevamente su derecho de veto sobre una resolución de la ONU dirigida directamente contra Damasco.


En Moscú, el secretario estadounidense de Estado, Rex Tillerson, mantuvo reuniones con su homólogo Sergei Lavrov y el presidente Vladimir Putin, en una tentativa por hallar un terreno común entre ambos países con relación a la catástrofe siria.


En una tensa conferencia de prensa junto a Lavrov, Tillerson admitió que existía un "bajo nivel de confianza" entre Moscú y Washington a pesar de los esfuerzos por mejorar el diálogo.


El centro de las divergencias es el presunto ataque con armas químicas contra la aldea de Jan Sheijun, el 4 de abril, por el que países occidentales responsabilizan al líder sirio Bashar al Asad, pero sobre el que Moscú defiende investigar primero.


Temen OTAN nueva Guerra Fría


La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) no quiere una Guerra fría ni una carrera armamentística con Rusia, declaró el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg.


"No queremos una nueva Guerra Fría, no queremos una nueva carrera armamentística", dijo en una rueda de prensa conjunta con el presidente estadounidense, Donald Trump.


Indicó que "no hay ninguna contradicción entre la OTAN fuerte, la detención creíble de defensa y el diálogo político con Rusia".


Stoltenberg llegó a Washington para reunirse con el presidente Trump y discutir el enfoque que adoptará la Alianza con Rusia, según informó anteriormente un alto funcionario de la Casa Blanca.


La visita del secretario general de la OTAN a EEUU se produce en momentos que el secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson, se encuentra en Moscú para reunirse con el canciller ruso, Serguéi Lavrov.


Se trata del segundo encuentro entre los titulares de Exteriores de Rusia y EEUU tras una reunión en febrero en la ciudad alemana de Bonn, primera desde que Tillerson asumió como secretario de Estado.



 


A raíz de ese ataque, Washington disparó la semana pasada 59 misiles de crucero contra objetivos en Siria, en un gesto que Moscú condenó en los más severos términos.


En la capital rusa, Tillerson defendió la salida "de forma organizada" de Asad del poder en Siria, aunque Lavrov le recordó el precedente de devastación y caos que dejó la salida de "dictadores", como ocurrió en Libia e Irak.


Poco antes de recibir a Tillerson para un encuentro que no estaba oficialmente agendado, el propio Putin había admitido que las relaciones entre Moscú y Washington estaban en peor situación que en la época de la presidencia de Barack Obama.


Estos nuevos roces entre Washington y Moscú cambian el libreto a meses de especulaciones en Estados Unidos sobre la presunta injerencia del gobierno ruso en las elecciones presidenciales de 2016 a favor de Trump.


"Llegó el momento"


En tanto, en Washington, el presidente Donald Trump dijo que había llegado el momento de poner punto final a la "brutal guerra civil" en Siria.


Trump recibió en la Casa Blanca al secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), el noruego Jens Stoltenberg, con quien discutió el papel de ese bloque militar y el drama sirio.


El mandatario estadounidense definió a Asad como un "carnicero", y con relación al bombardeo del pasado jueves aseguró que no tenía "absolutamente ninguna duda de que hicimos lo correcto".


Rusia, por su parte, mantendrá los esfuerzos diplomáticos. A fines de esta semana Lavrov recibirá en Moscú a los jefes de la diplomacia siria, Walid Muallem, e iraní, Mohamad Javad Zarif.

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