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Evo Morales culpa a las redes sociales de su derrota

Foto(s): Cortesía
Redacción

Tras la derrota que le impide ir por una nueva reelección en Bolivia, Evo Morales se sacudió el polvo y advirtió que seguirá con su proyecto político, en momentos en que la izquierda latinoamericana a la que pertenece yace herida por corrupción y malos manejos económicos. (Lea también: ¿Por qué Evo Morales perdió el referendo para su cuarto mandato?)


“Hemos perdido la batalla, pero no la guerra”, atajó Morales al evaluar los resultados que confirman un No (51,30 por ciento) a su deseo de ir por un cuarto período consecutivo, frente a un 48,70 del Sí. Debe dejar el poder en 2020, tras marcar un récord como el gobernante con mayor tiempo al frente de Bolivia.


El revés de Morales se suma a otros que han sufrido sus pares ideológicos que buscaban prolongar su mandato, como el caso de los Kirchner en Argentina y de la derrota del oficialismo en Venezuela en las elecciones legislativas de diciembre pasado. También está el desistimiento anunciado por el mandatario ecuatoriano, Rafael Correa, de ir por otra elección.


Desafío a la derecha


El apogeo de la izquierda en Sudamérica en la última década estuvo respaldado por el auge de las materias primas, que les garantizó grandes ingresos invertidos en programas sociales que sacaron a millones de la pobreza, pero que aparentemente también llenaron los bolsillos de políticos corruptos. Morales, que ha vencido tres procesos electorales consecutivos, aseveró que únicamente él y su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), garantizan soberanía económica y política, y agregó que, “con los movimientos sociales, con el pueblo boliviano vamos a continuar” con el proyecto que enarbola desde 2006. “No está en debate el programa (de gobierno), aunque hubiese sido interesante que la derecha presente su programa”, insistió, consciente de que aún mantiene el sólido respaldo del voto indígena y campesino. En las últimas semanas, la situación se complicó para el mandatario indígena, acusado de favorecer con millonarios contratos a la empresa china CAMC, en la que su expareja Gabriela Zapata trabaja como gerente comercial.


También se vio golpeado por un escándalo que involucra a líderes campesinos, algunos cercanos a él, investigados por un fraude de 2,5 millones de dólares a un fondo de fomento.


Morales atribuyó su derrota a “una guerra sucia en redes sociales”. No obstante, a diferencia del mal momento de sus aliados regionales del ‘socialismo del siglo XXI’, su situación es distinta: mantiene un respaldo popular de al menos la mitad de la población, tiene mayoría en la Asamblea Legislativa para garantizar sus reformas y está respaldado por un manejo económico responsable que ha impulsado al país a crecer en torno al 5 % anual, más que sus vecinos. Además sus rivales de oposición no son un bloque sólido.


 

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