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Estudiar al compás de la marimba

Foto(s): Cortesía
Citlalli López Velázquez

Las notas gorjeantes salpican el corredor del Placio de Gobierno en donde estudiantes de secundaria toman clases. A la espera de la calificación de la materia de ciencias un par de adolescentes baila a ritmo porque entre la protesta se estudia al son de la marimba.


Llevan tres días consecutivos en demanda de asignación de presupuesto para dignificar el plantel escolar que es un área establecida sobre un terreno polvoriento con tres cuartuchos levantados en lámina y madera.


"Para el IEEPO (Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca) eso es una escuela, para nosotros un muladar", asegura el estudiante Antonio Rafael Estrada Hernández. Tiene 14 años de edad y desde que cursa el primer grado de secundaria en el plantel Andrés Henestrosa ha escuchado una y otra vez la promesa de mejoramiento de aulas.


- ¿Sabes por qué estás protestando?- Antonio se ajusta la chamarra de deportes, aclara la garganta antes de soltar la respuesta.


- Pues estamos aquí porque ya estamos hartos de que nos den largas, nos digan que nos van a cumplir con una escuela y no hay nada. Hace un año nos dijeron ya está el presupuesto, ya están las cosas, ya próximamente van a empezar con la construcción. Ya tres veces han ido a medir, fueron a aplanar y nada. Nada más no cumplen.


- ¿No te gusta tu escuela?


- ¡No! Es algo deningrante- El grupo de Antonio se coloca en fila, toma distancias por tiempos guiados por aquella voz que enumera: uno, dos, tres … y luego vuelve a llamar la atención de los estudiantes para ordenarse.


Sentados en las jardineras del zócalo, la directora y un grupo de padres de familia esperan con paciencia el fin de la jornada escolar extramuros.


Ven pasar las horas entre los comerciantes ambulantes que van gritando libremente "tacos, tamales, jugos, tatuajes de hena, llaveritos".


Las campanadas de Catedral anuncian el medio día. Divididos por un muro imaginario, un grupo continúa con las clases de ciencias y el otro concluye las de educación física.


Los alumnos de primer grado paracen no incomodarse con tomar clases sentados sobre el extendido de una caja de cartón y colchonetas. Se acurrucan en un pequeño espacio con las piernas flexionadas para usar sus rodillas de soporte al cuaderno mientras que en el zócalo las notas de Betaza aconpasadas en la marimba son compañeras involuntarias de la protesta.


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3 días de protesta de estudiantes de la secundaria Andrés Henestrosa

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