CIUDAD DE MÉXICO.- Señor esotérico me da la compatibilidad de aries con piscis, gracias.
Gaby
Estimada amiga: Esta relación gira en torno a un mundo imaginativo lleno de belleza, fantasías vívidas e idealismo. En esta relación se produce una especie de acto de equilibrismo y las partes deberán buscar la manera de conciliar sus energías conflictivas.
La relación oscila entre lo relativo y lo absoluto, lo objetivo y lo subjetivo, lo práctico y lo ideal. A pesar de sus diferencias, Aries y Piscis se sienten muy unidos y la relación les permite llevar el amor por la pureza y la falta de pretensiones a su máxima expresión.
La sensibilidad de piscis es un territorio ignoto para aries, que sin embargo lo encuentra fascinante. A la vez, la espontaneidad y la determinación de aries son un desafío para piscis, obligándolo a ponerse en marcha y dar lo mejor de sí. Esta combinación será más favorable entre hermanos o amigos, siempre que pongan límites al contacto afectivo y no se impongan demasiadas responsabilidades el uno al otro.
En el matrimonio, el amor y el trabajo las relaciones suelen ser conflictivas.
La necesidad de piscis de que le presten atención puede volver loco a aries, que deberá hacer un esfuerzo demasiado grande para proporcionársela.
Y piscis no se limita a reclamar atención; si son amantes o novios, tarde o temprano exigirá un compromiso sentimental para el que aries no está preparado. Las relaciones jefe-empleado de esta combinación no son favorables, pero como compañeros de trabajo podrán colaborar armoniosamente siempre y cuando sus funciones estén bien delimitadas y no se superpongan.
En el terreno amoroso, la pasión entre aries y piscis florecerá casi de inmediato, pero se desvanecerá con igual rapidez en cuanto se imponga la realidad. En el mejor de los casos, el espíritu protector de aries y la capacidad para valorarlo de piscis se mantendrán aun cuando la pasión se haya enfriado, y siempre que consigan llegar a un acuerdo justo sobre los asuntos prácticos (dinero, residencia, bienes comunes).
Recuerda que yo te lo advertí...