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Deseo de Navidad: otra Estancia

Foto(s): Cortesía
Redacción

“¿Mi deseo de Navidad? Que haya otro albergue como éste. ¡Que haya muchos más!” Se sincera don Memo, el tuxtepecano que recibe cuidados desde hace dos meses en la Estancia Fraternidad, refugio para familiares de pacientes que se encuentran en atención médica en el Hospital General Dr. Aurelio Valdivieso.


Por 20 pesos al día, cualquier persona que compruebe que tiene una persona hospitalizada, puede acceder a los tres alimentos, una cama, cobijas, regaderas y sanitarios.


Pero no todo es rosa para la estancia que fundó el hoy extinto Bivaldo Ramos Martínez, y que se localiza en la calle Las Rosas de la colonia Reforma, a media cuadra del nosocomio.


De acuerdo con una de las encargadas del lugar, nadie coopera para el sostén de la Estancia Fraternidad y durante el sexenio pasado, sólo una vez acudieron los funcionarios a tomarse la foto y a entregar unos cuantos kilos de arroz.


 




Cuenta con espacios para albergar hasta 200 personas.

 


Reconocen valía


“La verdad, yo desearía no que hubiera una, sino muchas casas como ésta, dice don Memo, quien está a la espera de una operación debido a que en un accidente a caballo, cayó y se le atravesó una varilla desde la garganta hasta la boca, lo que le destrozó la mandíbula.


Pese a las dolencias, don Guillermo Hernández Coello se une a las actividades cotidianas de ese recinto. Apoya en la colocación y adorno de un árbol navideño, para alegrar los corazones de quienes acuden a ese sitio en busca de refugio.


“Nos fortalece física y moralmente; soy un paciente que ha ocupado este lugar y la verdad sí me ha ayudado mucho, ¿un deseo navideño’?, que se sigan agrandando casas como éstas, la verdad, porque ayuda demasiado”.


El hombre llegó de su natal San Juan Bautista Tuxtepec, después de que una víbora asustó al caballo en que se trasladaba. Prácticamente perdió todos los dientes y varios puentes metálicos sostienen lo que queda de dentadura.


Desde hace dos meses que llegó, va y viene al Hospital Civil para sus consultas; el próximo día 17 le dirán qué sigue y si le podrían realizar ya una cirugía. “Ahora estoy colaborando, más si hay amor navideño; ojalá que se hagan más casas y que haya más apoyos para esta beneficencia”, abunda.


 




Las albergadas colaboran en la preparación de alimentos y otras tareas.

 


Voluntad altruista


Comprar en la calle una torta cuesta 25 pesos, la más sencilla; un taco con guisado, de 15 a 20 pesos; un refresco u otra bebida embotellada, de 10 a 15 pesos. Un desayuno formal en cualquiera de los restaurantes más cercanos, mínimo 40 pesos.


“Acá todo es barato, básicamente es un donativo simbólico, porque afuera hay muchas personas que en verdad nos ayudan; hay gente altruista que sí aporta, además del bazar que tenemos de venta de ropa usada, con la que obtenemos otro poco de ingresos”, narra una de las encargadas de la Estancia Fraternidad, Martha Alicia Cruz.


El patronato de la estancia se constituyó en 1987 y en 1990 se inauguró la construcción; desde esa fecha ha recibido a miles de personas, en su mayoría de escasos recursos económicos y provenientes de comunidades de alta marginación.


Actualmente ofrece los tres alimentos, que se preparan al día; camas con áreas especiales, como la de pacientes oncológicos o de personas convalecientes; regaderas generales y particulares, con agua fría y tibia.


 




Tiene también áreas especiales para convalecientes y pacientes oncológicos.

 


Múltiples carencias


Tiene además una capilla, aunque los sacerdotes no han acudido últimamente a ofrecer servicios religiosos. Pese a ello, "la gente se sigue quedando afuera del hospital, tenemos conocimiento de ello porque platicamos con algunas personas, pero es por la gravedad de sus pacientes y quieren estar al pendiente; vienen, se asean, comen y se regresan con su familiar”, explica.


Asegura que se han realizado estudios en que se determinó que se requiere de un promedio de 100 pesos diarios para sufragar los gastos por persona, cantidad que no ingresa, por lo que se requiere con urgencia del apoyo de las instituciones públicas y de más voluntarios.


La mujer explica que aún hay múltiples carencias, principalmente de material para aseo, como detergente, escobas y trapeadores, líquidos de limpieza, entre otros.


“Ojalá que haya personas más conscientes y que aporten su ayuda; acá tenemos registro de todo lo que se recibe y se entrega. Hay espacios suficientes si la gente no encuentra un lugar para pasar la noche, siempre y cuando sean auténticos familiares de pacientes”, dice.


Beneficios invaluables


La enorme estancia está compuesta de dos edificios de al menos tres niveles; ahí conviven adultos mayores y menores de edad.


Los que tienen posibilidades, apoyan en la realización de las tareas domésticas, como la preparación de los alimentos.


Es el caso de doña Eugenia Jiménez, proveniente de Santa Catarina Juquila, y Érika, de Huautla de Jiménez. Ambas limpian las piezas de pollo para preparar la comida.


La señora mayor llegó hace tres días a cuidar a su hija, que tuvo complicaciones con su bebé. “Aquí me vino a dejar ella y me dijo que no me saliera; mientras tanto, apoyo en todo, porque es una forma de agradecer lo que están haciendo”, platica.


El caso de Érika es distinto; su nene con estrabismo no ha podido tener la suficiente ayuda por parte del Hospital Civil.


Llegó la semana pasada, pero hasta en dos meses le darían una nueva consulta; inicialmente quería quedarse para buscar también apoyo del Centro de Rehabilitación Infantil Teletón; los escasos recursos para moverse en la ciudad y la zona conurbada, la obligaron a decidir regresar a su pueblo natal, en la Sierra Mazateca, y volver después.


“Lo que sea de cada quién, me dijeron que si quería me quedara acá el tiempo que fuera necesario; lo que pasa es que tengo que ver cómo está allá mi familia. De cualquier manera agradezco de todo corazón que haya personas buenas en este lugar”, dice.


¿Qué es?


El Patronato Pro-Construcción de La Estancia Fraternidad A.C. fue presidido por su fundador, Bivaldo Ramos Martínez y se constituye el 19 de mayo de 1987; en mayo de 1990, al inaugurarse el primer edificio, inicia formalmente la labor social.


Brinda servicios ininterrumpidos de alimentación y hospedaje las 24 horas de los 365 días del año.


200


Espacios hay para albergar


$20


El donativo


Incluye:


Desayuno, comida, cena, regaderas y dormitorio


¿Dónde está?


Calle Las Rosas 723, colonia Reforma, Oaxaca de Juárez

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