El menos de un año, al rector de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca, Eduardo Bautista Martínez, se le complicó el escenario político y educativo, con lo que puso en riesgo la estabilidad social de la máxima casa de estudios.
Problemas con las facultades de Derecho, de Enfermería y de Ciencias, así como la huelga de facto que promovió el Sindicato de Trabajadores Académicos de la Universidad de Oaxaca (STAUO) han originado al menos dos semanas y media de pérdida de clases.
Este viernes se cumplieron tres días de paro de labores por parte del STAUO; pese a que ayer reanudaron las pláticas entre ambas partes, el gremio de catedráticos acusó negligencia y dilación por parte de la rectoría.
Dos divisiones
Aunque heredados de la administración que presidió Eduardo Martínez Helmes, el actual responsable de la máxima casa de estudios –quien tomó posesión del cargo el 15 de mayo de 2016– no ha podido resolver la problemática en las facultades de Ciencias y de Enfermería.
Ambos tuvieron una solución temporal pero podrían resurgir en breve, al reanudarse la disputa por la dirección y otras áreas de esas respectivas instituciones, ubicadas en la Ciudad Universitaria.
En el inicio del actual ciclo escolar, en agosto, el grupo que encabezaban Keyla Eugenio Cruz y Cristian Pérez Campos se apoderó de las instalaciones de Ciencias al acusar al director Raúl Contreras de no respetar la minuta de los acuerdos del año anterior.
Al final y de manera temporal, el plantel se dividió en dos partes, con sus respectivos coordinadores y directores.
Hecho similar ocurrió en Enfermería, a finales del año pasado, en que un grupo de docentes del Sindicato Universitario de Maestros (SUMA) se apoderó de la dirección de la facultad; los contrarios, liderados por Amílcar Sosa Velasco, respaldaron a la directora Luisa Solano, a fin de expulsar a docentes afines al rector Bautista Martínez.
De nueva cuenta las autoridades optaron por dividir el plantel y cada una de las fracciones en disputa tiene una parte del control de la institución.
En el caso del edificio central de la Facultad de Derecho, tras las elecciones del 11 de noviembre pasado, un grupo de inconformes quemó la puerta lateral del inmueble catalogado como Patrimonio de la Humanidad, así como mobiliarios, además de saquear las oficinas.
Los daños fueron evaluados en más de cuatro millones de pesos y a la fecha el conflicto persiste --y detonará de nuevo la próxima semana--, con la ocupación por parte de un grupo de catedráticos, que han impartido clases en el exterior.
Nos ningunean
El secretario de Trabajo y Conflicto del STAUO, Daniel Cervantes Carrasco, acusó ayer al rector Bautista Martínez de dilatar la atención a sus demandas de carácter laboral, que incluyen el retiro de más de 300 trabajadores contratados al margen del sindicato.
“Ayer se programaron mesas de trabajo; lamentablemente no fuimos atendidos a la hora señalada y en lugar de darle importancia a nuestro caso, atendieron a los de SUMA, que están sirviendo de esquiroles. La lectura que le damos es que nos están ninguneando, están minimizando este movimiento de huelga”, dijo.
Reconoció la afectación a cerca de 23 mil alumnos pero consideró que es válido el paro de labores que emprendieron desde el pasado miércoles 22 de febrero.
“La Junta Local de Conciliación dictó resolución errónea en el cambio de mesa directiva que hicimos, pero con toma o sin toma de nota la obligación de la Universidad con el Contrato Colectivo de Trabajo está vigente y deben sentarse a revisarlo”, recalcó.
Y minimiza paro
Por su parte, en entrevista colectiva, el rector Eduardo Bautista minimizó el paro que ha durado tres días y confió en que en las próximas horas se retiren las banderas de huelga.
“Es una toma de instalaciones, porque la huelga tiene otras características e implica la titularidad de un Contrato Colectivo, que no ocurre por parte de un grupo minoritario.
“Es importante convocar a los universitarios a ir más allá, nos debemos a un compromiso y responsabilidad, ya no podemos seguir con procesos de amagos, amenazas, porque seguimos no solamente seguimos lastimando a la universidad, sino también a las esperanzas que la sociedad oaxaqueña tiene para la formación de su hijos”.
