OAXACA DE JUÁREZ.- Rodeados del centro comercial más grande del estado, la escuela primaria “Vicente González Díaz” busca cambiar el contexto social desfavorable que se vive en el mercado de abasto a través de Plan para la Transformación de la Educación en Oaxaca (PTEO), proyecto con el que involucran a los niños en talleres y actividades extracurriculares, además que incluyen a los comerciantes en las actividades culturales.
Apoyados por el colectivo “el Balcón”, que encabeza el artista plástico Saúl López Velarde Pazos, esta escuela han realizado la feria del Libro del Mercado de Abasto desde hace un lustro, festival que tiene como objetivo capturar la atención de los comerciantes y romper con la monotonía de este centro comercial.
“Lo que buscamos con estas actividades es enfocar la energía que se genera en esta plaza y canalizarla en actividades culturales, rompiendo con la cotidianidad”.
La directora de la escuela, María Luisa Cruz Jiménez dijo que este proyecto se inició cuando un grupo de docentes se dieron cuenta que los alumnos no realizaban más actividades productivas en la tarde, lo que propiciaba que los niños tuvieran convivencia con grupos de jóvenes con actividades insanas y poco productivas.
Por lo que decidieron crear talleres extracurriculares, basándose en el PTEO que consisten en producir y transformar la educación desde las aulas, explicó la profesora.
El PTEO forma parte de la propuesta que hizo la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), pero el Congreso local excluyó la propuesta de la armonización de la ley educativa en el estado.
“Esto lo hicimos cuando vimos que los niños eran descuidados por los padres hasta cierto punto, la mayoría de los alumnos que acuden a este plantel son hijos de los comerciantes y los padres están enfocados en la venta y no es malo porque tienen que cuidar su changarro para mantener a su familia”, expresó la docente.
Uno de los iniciadores del proyecto y profesor del plantel, Miguel Ángel Ramírez Caballero, dijo que el primer intento se dio hace siete años cuando comenzaron un taller de apreciación de lecturas, sin embargo no cumplió con el objetivo pues los niños no comprendía lo que leían.
“Lo que nosotros hacíamos era solo leer y no comprendemos lo que leíamos; entonces, hace cinco años llegó Saúl y nos propone esta idea de hacer actividades culturales, talleres y decidimos fusionar los proyectos, pero esta vez con una planeación más específica y aplicando el PTEO de una forma correcta”, dijo el maestro.
La educación que esta escuela propone tiene que ser integral para que el alumno conviva con el contexto social que rodea al alumno, aplicando lo aprendido en el aula en la vida cotidiana.
Ramírez Caballero definió a la educación como la forma o el medio que tiene el ser humano de cambiar su entorno: “los alumnos han visto con buenos ojos estas actividades pues están esperando que llegue el viernes para que se realice el taller”.
El proyecto que realiza esta institución da inicio cada año en el mes de octubre y concluye una semana antes de que la feria del libro de la central inicie, impartiendo talleres que enseñen un oficio o alguna actividad productiva: “lo que hacemos cada viernes es suspender las clases a las 11:00 horas y comenzar las horas de talleres los cuales van desde repostería, experimentos, lectura, artes”.
El doctor en educación detalló que los alumnos aprenden mejor si su educación es enfocada en actividades más prácticas como el arte y la ciencia.
Otro logro que han tenido esta institución es la elaboración del álbum de estampas “Central de abastos” que fue planeado para rescatar la convivencia entre los niños, comentó la directora.
“El álbum lo que vino a hacer es que el alumnado conviviera de una forma sana tratando de coleccionar e intercambiar las estampas que fueron tomadas inclusive por el alumnado”.
Cruz Jiménez sostuvo que de igual forma el PTEO plantea generar este vínculo de interacción entre los alumnos a través de estas actividades, pero el resultado fue más amplio pues el álbum no sólo comercializó con los alumnos de la escuela y en la central de abasto, logrando que este hiciera un vínculo mayor entre los niños que coleccionaron las estampas.
“El resultado nos impresionó porque había niños que no eran precisamente de la central de abastos y compraban el álbum y coleccionando las estampitas”.
