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Con el frío hasta los huesos en Oaxaca

Foto(s): Cortesía
Citlalli López Velázquez

El ventarrón se lanza hacia la casa encajada en la peña que conforma la colonia ampliación Emiliano Zapata en Santa Cruz Xoxocotlán. Las láminas que la sostienen tiritan, crujen ruidosamente, como una amenaza de que lo más crudo aún está por venir.


Por la rajada puerta de madera, el frío se asoma valentón sabiendo indefensos a sus habitantes, presas vulnerables por la pobreza en la que habitan.


Conforme se aleja el sol y cae la noche, los habitantes de la morada se van sumiendo en la intranquilidad, en el temor de no despertar un día más, víctimas del abrazo gélido que anuncia la proximidad del invierno.


Herencia miserable


Juliana sólo tiene un suéter gastado por el uso de varios años. En su cama, una cobija roída con la que cubre el frío que se escurre por las rendijas de las esquinas ensortijadas del techo. Al lado de la cama, sin dejar un centímetro de espacio, una lona extendida es lugar de descanso de tres de sus nietos, quienes duermen a ras de tierra.


Por aquella ventila, mirador hacia la pobreza, se revela la privación de los derechos humanos que hace mucho más difícil salir de la precariedad. Un espiral, un círculo vicioso que sin quererlo, Juliana legó a sus nietos.


La mujer no tuvo acceso a una vida mejor porque la pobreza que a su vez heredó, le cerró el derecho a estudiar. “No pude tener mejores oportunidades para tener un mejor hogar”, explica con el rubor que le provoca estar dentro de la línea de la pobreza extrema.


La noche se interna en el hogar y entra con saña en el cuartito de lámina en donde los habitantes duermen como en una caja de cerillos formados uno al lado del otro. A veces el resoplido es tan áspero que logra despertar a los inquilinos con un fuerte dolor de piernas, con el frío hundido hasta los huesos y la idea de que quizá un día de éstos no puedan volver a ver la luz de un nuevo día.



Juliana y el espiral de pobreza que la deja vulnerable al frío. FOTO: Emilio Morales

Segundo lugar en pobreza infantil


“Sí, hemos pedido ayuda para mejorar nuestra casa, tener programas de vivienda, pero no nos dan nada; no sé en qué consista porque vemos mucho por la televisión cómo es que dicen que hay ayuda para salir de la pobreza pero nosotros seguimos igual, sin nada”, expresa Juliana mientras se calza unos zapatos de hule calados que le han quebrado las plantas de los pies.


En la cocina, una de las hijas de Julia se quita el frío en el fogón donde prepara las tortillas para la comida. A unos metros, amarrada a una silla para no caer, permanece sentada una bebé de cinco meses de edad completamente envuelta en chamarras.


Aquella bebé, se encuentra en el universo del 72.6 por ciento de población de 0 a 17 años en situación de pobreza que ubican a Oaxaca en el segundo lugar por pobreza infantil, de acuerdo con datos de la Unicef.



Los insumos para mantener encendidos los fogones también incrementaron su precio. FOTO: Emilio Morales

Vulnerabilidad por pobreza urbana


En esta colonia de Santa Cruz Xoxocotlán, el 75 por ciento de las familias viven en condiciones de pobreza con casas de lámina y madera. En estos núcleos tienen como principal fuente de ingresos las labores domésticas remuneradas y la albañilería. Sus salarios no rebasan los cuatro mil pesos mensuales.


“En esta colonia, la gente es muy pobre; pero estamos abandonados a nuestra suerte porque somos considerados zona urbana por estar a diez minutos del centro, por eso no nos ven, por eso piensan que no necesitamos, por eso aquí no llegan los programas de gobierno”, señala Josefa Sosa, habitante de la colonia.


Unas cuadras más adelante, sobre la misma ruta, crecen las viviendas en el paraje El Paragüito, de Xoxocotlán. El asentamiento humano, aún sin regularizar, está conformado por personas que viven en pobreza casi extrema.


En aquél punto, las únicas alternativas para contrarrestar el frío son los fogones encendidos con pequeñas ramas que se recolectan en las peñas. La compra de gas para preparar alimentos calientes que mitiguen las bajas temperaturas, se volvió inalcanzable con los bajos ingresos. El carbón tampoco resulta opción. Las familias tienen que gastar 20 pesos por dos kilos, o 2.50 pesos por cada raja de leña.



El frío golpea a todos por igual. FOTO: Emilio Morales

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