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Colectivos feministas "convierten" la CNDH en refugio para mujeres violentadas en México

Foto(s): Cortesía
Redacción

CIUDAD DE MÉXICO.— Colectivos que tomaron CNDH convirtieron el recinto en “un refugio” al que llegan, según dijeron, mujeres violentadas y familiares de víctimas de feminicidio.


“Ya no es Derechos Humanos, ya es nuestra propiedad, no la vamos a entregar, ahora es para las víctimas”, dice entre enojada y orgullosa Yesenia Zamudio, cuya hija fue víctima de feminicidio en 2016.



La fachada de la sede de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, donde despachaba Rosario Piedra, está grafiteada, en la entrada hay una barricada de escritorios volteados, de los balcones cuelgan lonas con rostros de víctimas de la violencia, personas desaparecidas, mujeres violentadas.


“Aquí van a vivir madres de víctimas que tienen niños huérfanos y que no tienen dónde vivir, esta será su casa, y que le hagan como se les dé la gana, el gobierno de Ciudad de México y el federal, si hablaban de indemnizaciones, pues ahí que se quedé, ya nos cobramos”, agrega Yesenia, en entrevista sobre la calle de Cuba.



Karla Daniela García llegó el sábado, víctima de violencia de género de su excónyuge y temerosa por la seguridad de su hijo de dos años y medio. Su pareja la golpeaba, la intentó atropellar, la mordió, la intentó asfixiar. “Él al niño no lo reconoce, pero tengo miedo de que me lo quite o le haga algo sólo por sentirse vencedor”, lamenta Karla.


“Aquí me siento fortalecida de saber que somos muchas y que si individualmente no me hacen caso, ya muchas nos tienen que hacer caso”, añade.


Meztli Granados se sumó a la toma de la CNDH ayer domingo, en espera de poder recuperar a su hija que le fue arrebatada por la fuerza por su expareja.


“Esto es nuestro refugio, porque aquí entre todas nos apoyamos, que no nos falte una vez, que no nos atropellen nuestros derechos como mujeres, como seres vivos”, reflexiona.



En la planta baja del edificio de la CNDH están feministas del colectivo “Ni una menos”, mientras que en la planta alta están instaladas las víctimas directas e indirectas, alrededor de 30 personas, de ellas sólo dos hombres.


“Yo necesitaba un hogar libre de violencia, el Estado no me lo dio así que lo tomé”, le comenta Érika Martínez a una de sus compañeras.



Las mujeres en posesión de las instalaciones de la CNDH aseguran que no devolverán el inmueble y que la oficina de Rosario Piedra y los expedientes se respetan.


A martillazos tumbaron las letras plateadas que decían “Comisión Nacional de los Derechos Humanos”, y en su lugar colgaron una manta blanca con letras negras que dicen “Ocupa Casa de Refugio Ni Una Menos México. Bloque Negro”.



El sábado tanto las feministas como las madres de víctimas que ocuparon las instalaciones arrojaron documentos y mobiliario a la calle que después quemaron, además de exhibir comida que encontraron en el edificio, principalmente cortes de carne, algo que dijeron que es contradictorio ya que la CNDH les ha dicho que no cuenta con recursos para apoyarlas.


También este sábado, Marcela Alemán, madre de una niña agredida sexualmente en 2017 en San Luis Potosí, y Silvia Castillo, madre de un joven asesinado en la misma entidad en 2019, abandonaron la protesta ya que dijeron a medios que la CNDH comenzaría a atender sus peticiones.


Ayer la CNDH dijo que los cortes finos son donaciones, y que los funcionarios han estado buscando, sin éxito, el diálogo.— Reforma y EFE

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