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Cáncer petrolero; Pemex mata pesca y salineras

Foto(s): Cortesía
Octavio Vélez Ascencio

Si bien los grandes derrames han tenido como origen el deterioro de alguna de sus boyas o de alguna manguera, así como maniobras incorrectas del personal de Petróleos Mexicanos (Pemex), cada vez que un buque tanque atraca en la terminal marítima de la refinería Antonio Dovalí Jaime de Salina Cruz, se vierte combustible en el Golfo de Tehuantepec, durante la conexión y desconexión de las líneas de conducción.


Es decir, siempre se contaminará el mar durante las operaciones, pero también no siempre se percibe la presencia de los hidrocarburos.




La terminal marítima de Pemex en Salina Cruz.

Cuando la corriente es hacia afuera, la contaminación se percibe en el agua y hasta en la arena, pero cuando la corriente es hacia adentro esta arrastra los hidrocarburos a alta mar.


Aunque de por sí, la refinería Antonio Dovalí Jaime contamina con los gases emitidos durante los procesos de refinación porque el hollín y los residuos terminan en el mar.


De esta manera, la pesca ribereña y de alta mar, así como la extracción de sal, las principales actividades económicas del puerto y de municipios aledaños, siempre resultarán afectadas.




Las Salinas del Marqués.

El mayor derrame de la refinería Antonio Dovalí Jaime en el Golfo de Tehuantepec sucedió el 11 de agosto de 2012 por el hundimiento de la monoboya tres de la terminal marítima de Pemex, porque dejó a su paso daños en el ecosistema costero, muerte de especies marinas y sin fuente de trabajo ni alimento a los pescadores de la zona.


En total, 19 playas del Istmo de Tehuantepec, entre ellas, Salinas del Marqués, Punta Conejo, Brasil, Brasilito, Azul, Guelaguichi, Escondida y Cangrejo, Concepción Bamba y Morro Ayuta, pertenecientes a los municipios de Salina Cruz, Santo Domingo Tehuantepec y San Pedro Huamelula, registraron presencia de grumos de hidrocarburos en el mar, en la playa y en los manglares.


En un informe, la organización ambientalista Greenpeace México documentó los daños a los ecosistemas marinos y terrestres en las playas, ante la ineficacia de Pemex para atender las emergencias provocadas en sus instalaciones.




En el 2012, murieron muchas tortugas en el Golfo de Tehuantepec. FOTO: Greenpeace

En la playa de Salinas del Marqués detectaron los restos de 11 tortugas adultas impregnadas de hidrocarburos en un trayecto de dos kilómetros.


También, en esa playa, se encontraron abandonados varios metros de barrera oleofílica impregnados del producto derramado, utilizados para la contención del combustible, pero una vez que cumplen su función, deben retirarse de inmediato porque se convierten en una fuente contaminante.


Sobre el caso, según el investigador del Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Gerardo Aceves Medina, este tipo de derrames provoca la muerte de organismos desde niveles muy bajos en las cadenas tróficas, hasta niveles superiores y en consecuencia, tiene implicaciones en la abundancia de especies de interés pesquero.




La huella del hidrocarburo en las playas. FOTO: Greenpeace

Pues, la muerte masiva de peces, tortugas y mariscos afecta significativamente las pesquerías locales y los ingresos de los pescadores de las comunidades afectadas.


Además la bioacumulación provoca la concentración de toxinas en los tejidos musculares de moluscos y esto, puede afectar la salud de quienes los ingieren.


Aunque las contingencias en la refinería Antonio Dovalí Jaime y en su terminal marítima, no han cesado porque hubo otro derrame en octubre del 2014, durante el desagüe del sistema recolector pluvial, contaminando la bahía La Ventosa y cinco hectáreas de manglar en ese municipio, originando también daños incalculables daños a la pesca.


Apenas, en febrero pasado, una negligencia de trabajadores de Pemex provocó otro derrame de hidrocarburo en la terminal marítima, sin embargo, se estima que aunque menores, sí habrá afectaciones a la fauna y a las actividades pesqueras.


Mejoralitos a la pesca ribereña



“En todo derrame de hidrocarburo, una gran parte no se recupera; en la superficie, el combustible se une al plancton y fitoplancton, para agruparse en grumos y posteriormente se va al lecho marino, donde se convierte en bolas como de chicle, desde Barra San Francisco hasta Punta Chipehua. A los pescadores ribereños, Pemex resarce las afectaciones con motores y artes de pesca, mientras a nosotros, la flota camaronera, nos da combustible, sin embargo, los derrames han tenido grave afectación, porque además son todos los años, son recurrente. De este modo, la producción ha descendido en la zona de reserva de 30 millas a la redonda, frente a Salinas Cruz, porque es donde las hembras llegan a desovar; obviamente, también la pesca ribereña resulta afectada. La refinería de todos modos contamina con derrame o no, ya que sus instalaciones rebasaron la vida útil; el hollín de las emisiones de gases, altamente venenosos, termina en el mar. Tiene que haber necesariamente una reconfiguración de la refinería porque de lo contrario vamos a seguir sufriendo la contaminación.”


Anselmo López Villalobos, presidente de la Alianza de Pescadores y la Unión de Productores de Alta Mar.

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