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Caminar, secreto de venta para sobrevivir en plena pandemia

Foto(s): Cortesía
Ana Lilia Pacheco

Cada semana, don Juan prepara un costal de guanábanas o aguacates y tres galones de miel que él mismo produce, para traerlos desde San Juan Bautista Cuicatlán a la capital oaxaqueña y ofrecerlos en las calles del Centro Histórico.


Esto mismo hacen don José, de Cuilápam de Guerrero y doña Margarita, de Teotitlán del Valle, pero con sus respectivos productos sembrados o preparados por ellos, ya que en sus comunidades es más difícil venderlos.


A pesar de que esto implica un gasto de pasaje, comidas y transporte de la mercancía, además de la pandemia, los comerciantes prefieren hacer este viaje que dejar que sus productos se descompongan por no ser comidos por nadie en sus comunidades de origen.



Mejores ventas en la capital


Don Juan Pérez comparte que la miel, aguacates y guanábanas que trae desde su comunidad se venden mejor en la capital oaxaqueña, ya que deambula por varias calles del Centro Histórico, donde mucha gente lo ve y no pierde la oportunidad de probar sus productos.


“Allá en la comunidad, todos tienen los productos, así que no los compran; aquí, la gente prefiere comprar natural y auténtico, y es lo que me ha ayudado a vender mi mercancía y cuando ésta se termina, regreso a mi casa”, asegura.



Desde las 10 de la mañana, don Juan sale de la estación de camionetas en la que le ofrecen un lugar a cambio de hacer la limpieza de la terminal y comienza a caminar por las calles cargando en una mano una canasta llena de aguacates y en la otra el galón de miel.


“Se ve muy bonito el aguacate en la canasta, por eso las personas se acercan y me compran; ahorita ya se terminaron, así que es posible que mañana regrese a mi casa por más productos”, afirma.



Algo similar hace don José García, quien ya sabe que cerca del mercado 20 de Noviembre podrá vender sus racimos de jícamas que trae desde Cuilápam de Guerrero, municipio cercano a la capital.


“Desde que llego (aproximadamente a las 11 de la mañana), comienza la gente a caminar por aquí y ya me compran mis racimos y se terminan aproximadamente en tres horas y ya me regreso a mi casa”, detalla.



Ambos agricultores afirman que sus productos son más valorados en la capital oaxaqueña, pues no tienen competidores en las calles, contrario a mantenerse en sus comunidades; no obstante, la pandemia por la COVID-19 ha provocado que su cosecha tarde más tiempo en venderse.



Bajas ventas durante pandemia


Don Juan comparte que antes de comenzar a vender en la capital del estado, le vendía su producto a una empresaria de Puebla; no obstante, desde el comienzo de la pandemia, ella comenzó a pagarle menos por sus productos y después dejó de visitarlo.


“Las ventas comenzaron a disminuir con los compradores de Puebla y no podía quedarme con mi producto, así que decidí venir a Oaxaca para venderlos a un precio que me resulte y aunque tardo en que se acabe el producto, sí saco un poco de dinero”, admite.


Por su parte, doña Margarita Gutiérrez señala que solo recorre las calles de la capital los fines de semana, pues es cuando hay más gente caminando y aprovecha para vender sus obleas.


“Hoy me bajé antes del taxi para pasar a la iglesia de Jalatlaco, pues pensé que vendería mucho, pero no fue así; casi no vendí porque no hubo mucha gente en la iglesia”, lamenta.



Afirma que su recorrido consiste en bajarse sobre el Periférico y caminar hacia el mercado de La Merced, permanecer un tiempo ahí para continuar su camino y venta por el Centro Histórico hasta llegar al Mercado de Abasto; pero durante este último año ha sido difícil, debido a que por las medidas de prevención para evitar contagios por la COVID-19, las personas han permanecido en confinamiento.



Saludables, pese a viajes constantes


Los comerciantes afirman que a pesar de caminar por las calles del Centro Histórico y hacer viajes constantes, han sido afortunados de no contagiarse de COVID-19, pero mantienen las medidas preventivas como el uso del cubrebocas.


“Tengo que trabajar para vender mis productos y llevar dinero a mi casa; no me ha tocado enfermarme, ni que haya casos en mi comunidad. Aunque quisiéramos estar encerrados, no se puede porque tenemos hambre”, destaca.


Para saber


Una semana pasa don Juan en la capital para vender toda su mercancía.


Mercancía que venden:


Flores


Artesanías
Obleas
Frutas
Verduras
Ropa típica


El Apunte


Entre 3 y 8 horas caminan por las calles de la capital para vender sus productos.


Pasajes, hospedaje, comida, pagan los agricultores al venir a la capital a vender sus productos.


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