SAN JACINTO AMILPAS, Oaxaca.- Roberto García sufría fuertes dolores en las rodillas y los medicamentos que tomaba no lo hacían mejorar; además, estaba gastando mucho dinero. Gracias a la recomendación de un familiar, conoció las camas de masaje cerca de su casa en el fraccionamiento Jardines de la Primavera, cuyo costo por terapia es mínimo y le han devuelto la movilidad.
“Yo trabajo en un tercer piso y sufría al subir las escaleras; llevo tres meses viniendo cada ocho días e incluso ya puedo correr. También me ha ayudado a disminuir mi estrés; me relajo mucho, hasta me quedo dormido”, comenta con satisfacción don Roberto.
Asimismo, doña Gloria Méndez, quien también vive en este fraccionamiento, sufría de dolores en la columna, los cuales disminuyeron tras dos años de terapias. Fue así que decidió adquirir su propio equipo para uso personal; pero después de recuperarse, abrió las puertas de su casa para que más personas lo utilicen.
“Antes de adquirir las camas, me dieron una capacitación de cómo utilizarlas. Después las empecé a rentar y ya llevo tres años recibiendo a muchas personas con dolencias similares a las mías y quienes también han mejorado”, relata.
La primera etapa de la terapia es calentar el cuerpo en esta cama, que tiene de base jade y arcilla
Afirma que vienen personas con padecimientos de estrés, gastritis, colitis y dolores musculares que “dedican una hora de su tiempo para el cuidado de su salud”, como lo asegura don Roberto, pues muchas veces no le dan atención a pequeños dolores que se pueden complicar.
Con la ayuda de masajes, rayos infrarrojos y música instrumental de fondo, las camas de calor relajan el cuerpo de los usuarios, quienes en ocasiones se quedan dormidos gracias a la temperatura que recibe el cuerpo.
Personas con estrés, usuarios frecuentes
Doña Gloria comenta que las personas que más utilizan las camas, son los que padecen estrés, pues llegan con dolores en diferentes partes del cuerpo y que al relajarse con el calor que provocan las máquinas y el movimiento de masaje, se dan cuenta que su cuerpo está tenso.
“La primera vez que utilicé las camas, sentía dolor en la espalda y en los brazos, creí que eran los huesos; pero el calor y la música me relajaron y resultó que estaba muy estresada. Me quedé dormida como 30 minutos y al despertar, ya no me dolía nada. Por eso seguí viniendo”, detalla Lucía Rodríguez, de 60 años, quien ha utilizado la cama por dos años.
De acuerdo con doña Gloria, las personas que usan sus camas le han comentado que, desde el primer día, sienten la mejoría en sus cuerpos: más ligero, sin dolor y en ocasiones ya no padecen insomnio.
Bajo costo para ayudar al necesitado
Doña Ethel Gómez, vecina de la colonia Heladio Ramírez López, del municipio de Oaxaca de Juárez, toma la terapia desde hace tres meses por problemas de parálisis facial y asegura que viene a las camas de calor ubicadas en este fraccionamiento porque está barato, cerca de su casa y recibe buena atención.
“Hay otros lugares más lejanos y caros. He escuchado que en el fraccionamiento El Rosario hay un señor que cobra 150 pesos, pero si sumamos lo del pasaje de ida y vuelta, me saldría muy caro. En cambio, para llegar aquí, sólo tomo un mototaxi y la hora me cuesta 25 pesos”, subraya doña Ethel.
Además de tomar la terapia de calor de la cama, doña Ethel continúa su rehabilitación en el Seguro Social, ya que afirma: “no sólo es venir a la cama a recibir el masaje y ya, también es importante la alimentación, tomar los medicamentos y en mi caso, la rehabilitación, porque si no, no sirve de nada la inversión”.
El bajo precio de la terapia en casa de doña Gloria, ha hecho que personas de los municipios de San Lorenzo Cacaotepec, Santiago Suchilquitongo y Etla, venga a recibir terapia en este lugar, además de que muchas veces no pueden transportarse por sus dolencias.
“Yo pienso más por las personas que muchas veces deben gastar de pasaje y todavía por la terapia. Han venido quienes no quieren ser operadas por el costo y mejor vienen aquí. Si les cobro más caro, saldría lo mismo que la operación”, enfatiza doña Gloria.
