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Calles del Centro de Oaxaca, bajo asedio de ambulantes

Foto(s): Cortesía
Citlalli López Velázquez

“¡Para hoy a México, para hoy a México!”, “¿Libros o audio libros? ¡pregunte!”, “¿Se lleva su película?”….


Todos ofrecen algo entre la estridente música de un viejo aparato de sonido y el colérico claxon de un carro atrapado entre la anarquía.


El espacio lo es todo: taquilla de boletos de autobús de cinco improvisadas empresas, tianguis, centro de acopio y estacionamiento de los sindicalizados de la sección 22 de maestros.


Desde hace casi un año, Armenta y López desapareció como calle. El cierre de la vialidad y la obstrucción al libre tránsito, vino aparejada de afectaciones a los comercios establecidos en el lugar, mismos que ahora sobreviven por bendición divina.


A unos metros, sólo separado por una sucia y desgastada carpa, una cafetería, un hotel, dos zapaterías, una joyería, una tienda de vestidos de fiesta y una escuela de capacitación para el empleo, agonizan.


Hace nueve años, Luz María y Carlos invirtieron todos sus ahorros para emprender un proyecto que les permitiera vivir en su edad adulta. Hoy, aquella cafetería que representa todo su patrimonio está a punto de cerrar.


“Todos estamos afectados, no hay ventas, lo que nos ayuda son nuestros clientes que tenemos fijos pero la gente que pasa aquí ya no se detiene. No se puede trabajar de esta manera, no hay paso, hay suciedad, malos olores, una gente que viene a desayunar no come adecuadamente porque es molesto el olor aquí, hay caos”, explica Carlos en medio de una cafetería con mesas y sillas vacías.



Para los locatarios, la solución a este conflicto cada vez se ve más lejana. La entrada de una nueva administración de gobierno anidaba en ellos la esperanza de la recuperación de la vialidad y de la reactivación económica. Pasados los días, las semanas y ahora los meses, sólo esperan la fecha de cerrar.


Hasta el momento, los diez mil pesos anunciados como parte del rescate a los locales afectados por el conflicto magisterial, no han aterrizado. De cualquier manera -expresa Carlos- no alcanza para pagar una renta completa.


“Nosotros ya no estamos tan jóvenes como para iniciar de nuevo. Lo único que nos queda es subsistir”, expresa. Al tiempo llega una persona que quedó atrapada entre los vehículos que llegan y se estacionan como mejor les parezca. La queja es rutinaria, al igual que los robos, asaltos y daños realizada por los delincuentes que tienen en este vació de autoridad un espacio para cometer ilícitos.


Del otro lado de la acera, está la zapatería D´Gissel, la cual existe sobre Armenta y López desde hace 23 años. Gisela Vivanco, propietaria del lugar explica que llegada las 20:00 horas la zona se vuelve intransitable.


“Hemos metido escritos, de manera personal con varios comerciantes acudimos con el presidente municipal actual y nos dijo que se va a checar, que eso no era de su competencia, que era responsabilidad del estado. Hablamos con el gobernador y lo mismo, nos encargó con el secretario de gobierno y nada, con el de turismo y nada. Al día de hoy hemos metido escritos a la policía vial, por los accidentes, y no hay nada”, explica.


Aún en medio de las afectaciones los comerciantes enfrentan cobro de continuación de operaciones y compromisos fiscales que los encaminan al cierre.

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