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Atoyac: río de aguas pestilentes en Oaxaca

Foto(s): Cortesía
Luis Ignacio Velásquez

Todos los días, miles de familias que habitan cerca de la ribera del río Atoyac, entre los municipios de Oaxaca de Juárez y Santa Cruz Xoxocotlán, tienen que soportar el olor nauseabundo, repugnante, inmundo, que despiden las aguas negras arrojadas al afluente.


Con el fétido tufo pegado a la nariz e impregnado en el cuerpo, tienen que realizar actividades cotidianas como desayunar, comer y cenar; pero aunque uno cree que es posible, después de tanto tiempo de vivir en la zona, acostumbrarse al hediondo ambiente, la realidad es que no. “Uno no puede acostumbrarse a esto nunca”, señalan con resignación los vecinos.


El río, cuyo caudal alguna vez fue tan amplio que llegaba a lo que hoy es el centro de la ciudad, es ahora un largo escurridero de aguas negras, apestosas, sin vida. Los únicos animales que merodean por el lugar son los perros, en busca de basura que comer.


 



El río Atoyac es ahora un enorme desagüe de aguas negras y pestilentes. FOTO: Carlos Román Velasco

 


Las descargas de los drenajes, cual bocas repugnantes, se abren por doquier. Escurren los desechos humanos al aire libre, se filtran por la tierra y llegan hasta la corriente para formar un torrente asqueroso.
 


“Aquí nos tocó vivir”


La señora Bertha reconoce que es difícil vivir en estas condiciones. “Desde que nos despertamos hasta que nos dorminos el olor está con nosotros, sin importar qué estemos haciendo”.


“Creo que comemos porque necesitamos alimentarnos, pero realmente es muy desagradable colocar los alimentos en la mesa para que se alimenten los hijos o el esposo y que el olor que predomine sea el de las aguas negras del río”.


 



Los perros forman parte de la fauna nociva que vive de los desechos que se vierten al río. FOTO: Carlos Román Velasco

 


Expresa que de nada sirve cerrar puertas y ventanas. “El olor se cuela por todos lados, siempre está con nosotros y aunque muchos piensan que la gente llega a acostumbrarse al mismo, la verdad es que no. Ninguno de mis vecinos o familiares, por mucho que hayan vivido aquí, puede olvidarse del olor, de la pestilencia”.


Dice que es necesario que las autoridades federales, estatales y municipales tomen cartas en el asunto, porque la situación en temporadas de calor es insoportable. “Todos sabemos que el río es un foco de contaminación porque ahí se descargan los drenajes, pero nadie hace nada; todavía pueden verse los tubos de las descargas y cada que se amplía la red de drenaje, invariablemente las descargas van al río”.


Manifiesta que además, la fauna nociva que genera la basura que se vierte al afluente, es otro problema para las familias asentadas en la zona. “No nada más son los perros, también ratas, cucarachas, mosquitos, muchos animales que viven de la basura o animales muertos que se tiran al río”.


 



La contaminación del río genera permanentemente olores fétidos en la zona. FOTO: Carlos Román Velasco

 


El agua está contaminada


El señor Alfonso Julio Cortés Ordaz es cribador y, por tanto, dedica su tiempo a extraer arena y grava del río. Con 70 años de edad, asevera que cuando el río no lleva mucha agua de lluvia, el olor hace el ambiente irrespirable.


 


-¿Y está contaminada?

-Sí, ahora que vinieron a ampliar el cauce dejaron como pozas y eso filtra más las aguas negras, pero cuando sólo había una corriente, una vez me metí y al otro día me salieron granos y llagas en las manos y los pies, además había excremento.


 


Comenta que las colonias que se asentaron en la zona la Ex Garita, El Paragüito, Santa Elena y del otro lado, en la Reforma Agraria, arrojan sus aguas negras al río, lo que genera gran contaminación. También lo hace el rastro y la Universidad Regional del Sureste (Urse).


 


Ahí están todos los tubos, ahorita el olor no es tan fuerte porque llovió y el agua está bajando de los cerros; pero en temporadas de secas o calor, sólo corre el agua negra de las tuberías y el ambiente es realmente apestoso



 



Las "pozas" son caldo de cultivo para los mosquitos que invaden la zona. FOTO: Carlos Román Velasco

 


-¿Sirve la arena y grava que extrae?


-Bueno, hay que limpiarla muy bien. El problema que tengo ahora es que al ampliar el cauce del río dejaron una rampa muy alejada del afluente y tengo que realizar un mayor trabajo para sacar la arena o grava hasta el camión, pero las autoridades de Xoxo no quieren que haga una rampa hasta abajo no sé por qué; la verdad, ya estoy grande y el trabajo es mucho.


-¿Por qué trabaja aquí?


-Porque soy pobre y no fui a la escuela; además, ya estoy viejo para buscar otro trabajo.


-Se puede enfermar seriamente.


-Pues qué puedo hacer, no sé hacer otra cosa.

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