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Abasolo, Oaxaca: los “hijos de los difuntos”

Foto(s): Cortesía
Citlalli López Velázquez

SAN SEBASTIÁN ABASOLO, Oaxaca.- El día asoma con el repique del campanario. Las calles se visten con el humo del fogón en la hervidera del chocolateatole preparado para la visita a los hijos de los difuntos, una tradición enmarcada en las fiestas de Todos Santos.


Sobre sus pasos que levantan el polvo de las calles, Aurora va trazando la ruta hacia la casa de su tío. Abrazado lleva el canasto de carrizo que rebosa de pan, tablillas de chocolate y una jarra de atole blanco. Colgado a la otra mano, un morralito con tortillas y una taza de humeante y espeso chocolateatole.


Solemne ritual


Las puertas en cada una de las casas permanecen entreabiertas para la llegada de los visitantes. Con su caminar ajetreado, la mujer llega al hogar de su tío Edmundo. Va directo al altar. Se arrodilla frente a éste. Su mano la persigna. Pronuncia en voz bajita una oración a los difuntos de la familia. Ofrece unos minutos de silencio, antes de hacer la entrega del presente.


-Aquí traigo este presente y mi oración para su difunto, reciba usted– expresa dirigiéndose a Edmundo.


-Muchas gracias, que ese reconocimiento que hicieron y esa oración que elevaron, vaya a nuestros fieles difuntos y colme de bendiciones a su familia; por nuestra parte, no tenemos con qué corresponderles.


-Ya está correspondido tío, y aquí, según nuestra tradición, le traemos atole y pan.



La visita a los xhintoogol o a los hijos de los difuntos, un acto solemne en San Sebastián Abasolo. FOTO: Emilio Morales

Edmundo invita a sentarse a la mesa y se retira a la cocina. Al regresar, trae en manos un plato extendido con un pan de muerto partido por el centro y en medio de las dos partes, una taza de chocolate caliente.


En su lengua materna, los habitantes de Abasolo llaman xhintoogol a este acto solemne de intercambio de ofrenda. En español, la palabra significa "los hijos de los finados".


Intercambio de ofrendas


Como en otros municipios pertenecientes al distrito de Tlacolula, los días 1 y 2 de noviembre se acostumbra visitar la casa de los padrinos, abuelos o tíos, llevando canastas con pan y tablillas de chocolate, sin olvidar un tazón humeante de chocolateatole coronado por espuma hecha a base de cacao.


El acto solemne se realiza en la pieza principal de la casa, en donde es colocado el altar. De manera tradicional, éste se ubica al fondo y a lo ancho de la habitación. La pared se cubre de imágenes religiosas alumbradas por veladoras en vaso de vidrio. No pueden faltar los cacahuates, plátano, manzana y nuez, alimentos que –de acuerdo con las creencias de las comunidades indígenas– son degustados por los fieles difuntos a su llegada.


En esa misma habitación, que generalmente es la recámara principal de la familia, sólo se coloca una mesa y sillas en las cuales se “convida” pan y chocolate si la visita es en la mañana; o mole, mezcal, frutas y veladoras, si es por la tarde.



El compadrazgo se reafirma con el presente en las fiestas de los fieles difuntos. FOTO: Emilio Morales

El momento es aprovechado para platicar sobre el estado de salud de la familia y en general de lo que ha acontecido a lo largo de ese año.


Melesio Cruz, compadre de Edmundo, llega a la casa. Retira el sombrero de palma de su cabeza y coloca la canasta de alimentos frente al altar. Se persigna. Reina el silencio.


-Dejé un Padre Nuestro y un Ave María para festejar el Día de Todos los Santos.


-Muchas gracias compadre, por ese reconocimiento hecho a Dios y a las imágenes que veneramos en este día tan solemne de las fiestas de Todos Santos. Ellos sabrán recibir esa oración y pedirán al padre Dios la bendición para toda su familia. Por nuestra parte, no tenemos con qué corresponderle.


El intercambio de ofrenda se repite con cuantos llegan a casa a dejar sus oraciones.



El chocolateatole espumoso, la bebida tradicional en honor a los fieles difuntos. FOTO: Emilio Morales

Costumbre ancestral


La visita a los xhintoogol se desarrolla también el 2 de noviembre durante toda la mañana, hasta llegada la noche. El día 3, la fiesta se realiza en el panteón. Ésta inicia a las 09:00 horas, con una misa a los fieles difuntos, seguida de un acto encabezado por la autoridad municipal. En el lugar, las personas degustan los alimentos preparados en honor a los fieles difuntos.


Otros municipios del distrito de Tlacolula también realizan el intercambio de ofrendas. El nombre con el que denominan a esta acción, varía de un lugar a otro, así como la manera en la que se hace el ritual; sin embargo, todas tienen el mismo significado solemne.



Las fiestas de los fieles difuntos, un momento de reunión familiar. FOTO: Emilio Morales

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