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Guns N’ Roses hace de México su jungla

Foto(s): Cortesía
Redacción

Ciudad de México.- Si la noche de este martes el Foro Sol de la Ciudad de México fuera una enorme jungla (cuyos fanáticos fueran toda la fauna del húmedo lugar) Axl Rose, Slash y compañía serían los reyes que congregaron a más de 60 mil almas dispuestas a alabar a Guns N’ Roses.


Desde el atardecer de ayer, aun con el calor que se vivía, la ciudad estaba cubierta por espesas nubes que anunciaban que llovería y, cuando sucedió, el Foro Sol tenía un clima selvático para la llegada de la banda estadounidense.


Miles de personas empapadas por el intempestivo chubasco estaban expectantes a que los californianos salieran al escenario, en tanto, disfrutaron con la propuesta de The Cult para finalmente a las 21:30, escuchar los primeros acordes de “It’s so easy”, que anunciaba que sus ídolos habían llegado.


Un par de fuegos artificiales daban la bienvenida a la banda que con un simple “Hola” encendió el ánimo del recinto; para esa hora, ya se encontraba a reventar.



 


No era de sorprender que las camisetas y chamarras negras abundaran para el lugar, como tampoco las melenas, así como aquellos padres que acudieron con sus hijos o parejas.


Al igual que lo hizo en su presentación del fin de semana en el Festival de Coachella, Axl apareció en el escenario en un trono, uno que además de empoderarlo como una de las figuras más representativas del rock de los 90, hacía que el músico no se lastimara el pie que se fracturó hace unos días.


La gente enloqueció con los temas que el grupo ejecutó como Mr. Brownstone y Chinese democracy.


No había pasado ni media hora cuando en el foro retumbó Welcome to the jungle; quizá el emblemático y cadencioso baile de Axel en esta canción faltó, pero fue compensado por los fans, quienes no dudaron en recordar y ejecutar aquellos pasos.


Aunque aparentemente los problemas entre Axl y Slash quedaron atrás, en el escenario la interacción entre ambos era nula; el guitarrista británico por momentos se acercaba a Richard Fortus o al baterista Fank Ferrer, pero nunca al vocalista que permanecía sentado en su trono y con la pierna izquierda inmobilizada.



Con un público acostumbrado a la estridencia, esta noche no fue la excepción y la música sonó sin escatimar en luces, fuegos artificiales y hasta cañones con fuego.


Incluso a la mitad del show tres bailarinas exóticas aparecieron para deleitar al público masculino, mientras escuchaban canciones como You could be mine, Attitude y This love.


El momento para la historia de lavisita de Guns N’ Roses fue cuando ejecutaron uno de sus himnos: Sweet child of mind, que hizo que el público eufórico regresara al menos dos décadas al pasado cuando la banda irrumpió en la escena musical.

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