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El campeón del Caribe

Foto(s): Cortesía
Agencia Reforma

CIUDAD DE MÉXICO.- Con casi 1.90 de estatura, cejas pobladas y un don particular para cautivar en apenas segundos, Juan Betancourt aún tiene alma de niño.
Y prueba de ello es que, con actitud sencilla y espontánea, este modelo nacido en Cuba no tiene reparos en asegurar que, cuando se pone un esmoquin de alguna firma de lujo, siente como si fuera otra persona.
"Eso tienen estos trajes cuando se prueban: un extraño encanto que te hace hablar y caminar diferente", dice sonriente el apuesto joven, quien ha desfilado para reconocidas casas como Jean Paul Gaultier, Armani y Tom Ford.
"Vestir con marcas de ese nivel te da elegancia y personalidad, resalta tu imagen, tu cara cambia y te percibes seguro", reitera.
Estudiante de informática, salió de su patria a los 18 años de edad con la idea de comerse el mundo, y su primer paso fue volar a España, país donde nació su padre.
Hoy, a sus 25 y con una gran trayectoria tras de sí, asegura que en la isla caribeña dejó su mar, su malecón, sus coches viejos de colores, su ron, su balón de futbol, su música, sus amigos y su abuela, a quien con dulzura llama el amor de su vida.
"Todo ahora es muy diferente. Recuerdo a aquel niño que yo era, de ocho años, con los tenis rotos, casi destruidos, y que salía a la calle para jugar fut al estilo del gran Cacá", comparte.
"Nací en La Habana en una familia muy humilde. Mi casa era el punto de encuentro de todos los amigos. La abuela Victoria era como la madre de todos, y mi caldo de frijol con un huevo roto y un plátano maduro, mi banquete favorito", añade.
En contraste, hoy va ligero con un par de zapatos de diseñador, se lleva las portadas de las mejores publicaciones del mundo y parte plaza sobre las pasarelas de París, Milán, Beijing, Hong Kong y Nueva York.
"El trabajo de modelo es algo que va combinado con suerte. Eres un implemento de la moda, una herramienta de trabajo para los creativos", comenta.
Y a pesar de ser considerado como uno de los tops masculinos de mayor prestancia en el planeta y contar con campañas para marcas como Calzedonia e Intimissimi en su historial, él se mantiene con los pies en la tierra, pues su éxito es fruto de esfuerzo y sacrificio.
"Hay muchos que me dicen 'has entrado fácil', pero la realidad es que tuve que estar ahí desde chico, con poco o nada de inglés, lejos de la familia, separado de mi gente y en una tierra distinta, donde al cubano se le dice 'no aquí, y no allá'", afirma.
Por eso, si bien cambió a la nacionalidad española, como la de su papá, nunca dejará de sentirse orgulloso de su pasado.
"En Cuba no se tiene nada, pero a la vez se tiene todo... había amor, felicidad ¡y abuela!"
ASÍ LO DIJO
"Yo sé lo que es tener nada y ahora tener mucho. La nueva era de Cuba traerá cambios y desarrollo, estoy contento porque mi pueblo merece la suerte que yo tuve. A mi banda yo le diría, vívelo todo, pero no cambies, pase lo que pase"
Juan Betancourt, modelo

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