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Desentraña cruda verdad

Foto(s): Cortesía
Agencia Reforma

CIUDAD DE MÉXICO.- Josef Mengele, el "Ángel de la Muerte", fue el médico más "ilustre" del nazismo, famoso por su presencia en Auschwitz y sus experimentos con los humanos.
Creyente de que en los gemelos estaba el secreto de una reproducción acelerada de la raza aria, inyectó a niños y bebés colorantes en los ojos, los inoculó con enfermedades, los hería para calcular su resistencia al dolor y, en una ocasión, quiso crear siameses cosiendo a dos pequeños por la espalda.
Sin embargo, en la Alemania de 1958, 13 años después de finalizar la Segunda Guerra Mundial, el apellido Mengele no le causa escalofríos al joven fiscal Johan Radmann, protagonista del filme La Conspiración del Silencio.
Es más, la palabra Auschwitz, donde murieron alrededor de un millón de judíos, la relaciona con un campo de prisioneros, no con un campo de exterminio.
Dirigida por Giulio Ricciarelli, la cinta explora la investigación del fiscal para desentrañar lo ocurrido en Auschwitz durante la guerra, escuchar a sus víctimas y llevar a la justicia a los nazis que permitieron la pesadilla y ahora se mezclan en la sociedad como maestros o panaderos.
Pero en su lucha se enfrentará a personas e instituciones que creen que lo mejor para el pueblo alemán sería dejar el pasado en el pasado.
"Después de la guerra, hubo unos grandes juicios (Nuremberg) y enseguida todos los países querían dar carpetazo. El nuevo enemigo era Rusia para los Estados Unidos y todo mundo estaba feliz de olvidarse de lo que sucedió.
"En Alemania, también. Se trató de negar lo que ocurrió a todos los niveles, de olvidarlo. Nadie quería voltear su mirada atrás", explicó Ricciarelli, también coescritor de la película, en entrevista telefónica.
La Conspiración del Silencio es sostenida por entero por la interpretación de la estrella berlinesa Alexander Fehling (Homeland, Bastardos sin Gloria) como Radmann.
"Fue una experiencia maravillosa trabajar con él", consideró el cineasta. "Es uno de los mejores actores de su generación. Es bien parecido y es brillante, minimalista, pero magnético. Es inteligente, dedicado y muy bien preparado. Dirigir a alguien así es un reto".
Narrado a manera de thriller judicial, el largometraje fue un pequeño éxito a nivel independiente.
Fue la candidata alemana al Óscar a Mejor Película Extranjera, ganó el Premio de la Audiencia en Palm Springs y tuvo cuatro nominaciones a los galardones de la Academia Alemana de Cine.
"Investigamos mucho, hablamos con gente, leímos testimonios", recordó Ricciarelli. "El reto fue que queríamos hacer una película seria, que tuviera intensidad, pero también buen ritmo. Una película siempre debe ser interesante, entretenido. Debe ser un sube y baja emocional".
Así lo dijo:
"La Conspiración del Silencio es una película muy alemana, por supuesto, pero tiene es un tema universal: un pueblo lidiando con su pasado, con su historia".
Giulio Ricciarelli, cineasta

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