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Usar el teatro para educar e incluir

teatro3
Foto(s): Cortesía
Redacción

Michael Licwinko / Traducción Rafael Alfonso

Afortunadamente, aunque aplastado, mi sueño no murió. A los 29 años di el primer paso para vivir en mis términos y en los de nadie más. Renuncié a un sofocante trabajo corporativo, me mudé a una nueva ciudad y me uní a un grupo de comedia de improvisación. Ahora también quería ser actor.

Unos años más tarde me inscribí en una clase de Escritura Creativa en una universidad local y escribí una historia corta sobre un triángulo amoroso. Una noche, el maestro también me pidió que me quedara después de clase. No esperaba tener una cita con ese viejo, pero ansiaba escuchar lo que quería decirme.

Comenzó con la terrible línea: "Me gustó tu historia, pero..." y de repente, ya no estaba ansioso por oír el resto. Afortunadamente, seguí escuchando. Lo que llamó su atención fue que la mayor parte de mi historia era diálogo. Me sugirió entonces que considerara ser dramaturgo.

Supe después que no necesitaba una licenciatura en teatro para ser aceptado en un programa de maestría; solo necesitaba escribir una obra lo suficientemente buena como para llamar la atención de alguien. Escribí una obra de teatro en un acto, llamada "Sheila", que era la versión teatral de mi cuento corto, y dos años más tarde, a la edad de 37, me encontraba en una maestría de Dramaturgia. Mi nueva vida había comenzado oficialmente.

Mi primer destino, después de la graduación, fue Charlotte, Carolina del Norte. Es hora de mencionar aquí que, mientras obtenía mi maestría, estudié mucho sobre teatro afroamericano, así que, al llegar a aquella ciudad diversa, busqué a un par de personas que compartieran mi visión de una compañía de teatro multicultural.

Conocí a April y Sidney, ambos afroamericanos, después de una actuación. Les expuse mi idea y nació "The Seat of Our Pants Players". Nuestro primer espectáculo tuvo una audiencia de solo seis personas, pero crecimos de manera constante. Nuestra primera producción fue "The Gingham Dog", una obra de teatro protagonizada por una pareja interracial en la América de los años 60. Las obras que siguieron no fueron elegidas por la raza de los personajes. Elegimos buenas obras y colocamos actores blancos y negros en los papeles que encajaban mejor. Pasé tres años y dos veranos haciendo teatro en Charlotte antes de que ya no pudiera ignorar mi deseo de vivir en la ciudad de Nueva York.

En Nueva York seguí escribiendo sobre raza y multiculturalismo. Después de meses de reelaborar la obra de mi tesis de maestría, "White Lie", la presenté al Festival Fringe de Nueva York, un festival de teatro que aceptaba libretos de todo el mundo. Me sorprendió y llenó de alegría cuando el mío fue seleccionado.

"White Lie" cuenta la historia de un joven abogado blanco en una relación con una actriz negra, quien descubre que su madre fallecida era afroamericana y él nunca lo supo. Su piel era tan clara que podía “pasar” por una mujer blanca. Sabedor de esto, recrimina a su padre italiano por guardar el secreto. Su novia y su mejor amigo, un hombre negro, quieren saber cómo cambiará esto la forma en que él se veía a sí mismo en un mundo en el que, ahora, era consciente de pertenecer a una minoría.

“Zapatos”, obra de Michael Licwinko, se estrena este jueves en el Foro de Arte y Cultura de la UABJO de Ciudad Universitaria. Informes: [email protected]

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