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EL LECTOR FURTIVO; Pastorela cabaret: se nos apareció el diablo

oaxaca-teatro
Foto(s): Cortesía
Redacción

Rafael Alfonso

 

El teatro cabaret es el teatro del placer en su sentido más llano y más complejo. Sospecho que desde la misma escritura se saborea la retribución del público en risas y aplausos. Los montajes son una gozada de camaradería y buen humor y finalmente, el público acude a un acto delirante. Quienes participan en un espectáculo de esta naturaleza tienen en alto valores como la diversión, la risa, la sensualidad y la improvisación temeraria. Alrededor de estos, no son ajenos placeres como un mezcalito, un buen tabaco o la bohemia.

La semana pasada anterior a esta, casi para llegar al día de Reyes, terminamos en Casa Ceiba la temporada de la Pastorela oaxaqueña, escrita y dirigida por Paco Reyes, misma que, gracias al interés del público se prolongó hasta enero. ¿Cómo terminé formando parte de ese elenco, yo, un neófito en el arte de Stanislavski? es asunto que no viene al caso, baste decir que mi mánager dio el visto bueno para que así fuera y yo “escucho y obedezco”.

 

 

Nopal con flor es una compañía nacida en la Ciudad de México conformada por Luis Montalvo, Yanín Arroyo y nuestro compatriota Francisco Reyes. En el transcurso de este año tuve la oportunidad de disfrutar y conocer su propuesta en dos montajes; el primero, "Ahora que me baño", teatro cabaret para niños con autoría y dirección de Paco Reyes, donde Luis Montalvo encarna a un perro que no quiere bañarse y después sí. La segunda fue "Madame Juana Cata", de Paulina Guisa y Luis Montalvo, con dirección de este último, protagonizada por la sensacional Yanín Arroyo, a cuya sólida presencia escénica había que sumar sus dotes como cantante. Si me hubieran dicho que para diciembre compartiría escena con estos talentos, no lo hubiera creído. 

Para efectos de la pastorela, Yanín Arroyo estaba inicialmente descartada por motivos de salud, pero finalmente debió entrar al quite como María la Virgen. En el papel del ángel, Luis Montalvo se convirtió en un torbellino con alas. 

 

 

Para Nopal con flor sería la primera vez en que se sumarían actores oaxaqueños a su puesta. Así, al elenco se integró Gustavo Martínez como el narrador, la increíble Isabel Cruz Daza Tichaá como la estrella, cuyas contribuciones a la obra van más allá de su actuación, aportando ideas para la puesta y fungiendo en la práctica como productora, al gestionar buena parte del folclórico vestuario que era parte fundamental de la pastorela. Un servidor, también como bateador emergente, haciendo un discreto San José, y finalmente un personaje comodín que recayó sucesivamente en Ariel Mendoza, Pueblo López y Eloí Chávez. Mención aparte merece la camaleónica Rosario Sampablo, quien hizo que se nos apareciera el maligno al encarnar a un diablito encantador y arrabalero que se llevaba las noches. 

En la parte técnica, se contó con el trabajo de Jakob Aguilar como coordinador del foro en las luces y el sonido. Y así fue como después de varias noches concluimos esta feliz experiencia,  irreverente y políticamente incorrecta, donde actuamos, cantamos y bailamos para un público participativo y siempre satisfecho.

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