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Con cantantes de ópera y orquesta, lanzan vivas por "¡Mexihco!"

Foto(s): Agencia Reforma
Agencia Reforma

Por Erika P. Bucio

CIUDAD DE MÉXICO.- En el pórtico del Palacio de Bellas Artes los ánimos se caldearon; los boletos gratuitos para ver la gesta de Cuitláhuac, con cantantes de ópera y orquesta, estaban agotados y la seguridad del teatro impedía el paso a quienes insistían en entrar.

Tampoco quedaba alguna silla vacía en la carpa sobre la Calle Ángela Peralta, a un costado del recinto, para seguir la función a través de una pantalla gigante.

La gesta heroica del señor de Iztapalapan llegó al fin a Bellas Artes en una función única la noche del lunes, con una cantata épica en náhuatl, Cuitlahuatzin, y con instrumentos prehispánicos de época.

El libretista Samuel Maynez y el compositor Samuel Zyman se tomaron unos minutos al comienzo de la presentación para dar una breve explicación con el fin de que nadie perdiera el hilo de la trama, que inicia en el Año 2 Pedernal, o 1520, con Cuitláhuac, o Cuitlahuatzin, ya liberado y a la cabeza de la resistencia.

Zyman, profesor al fin, tarareó algunos de los temas musicales asociados, por ejemplo, al heroísmo del guerrero y a la viruela que lo mató.

Grito y porra

Al evocar desde la luneta a Cuitláhuac, el único héroe invicto de la resistencia, estalló el grito en náhuatl: "¡Mexihco, Mexihco!", y de inmediato una porra, aunque no se sabe si premeditada o espontánea: "¡Clara, Clara!". Para Clara Brugada, Alcaldesa de Iztapalapa, quien comisionó la obra.

En la cantata, el coro canta su desamparo: "Germina la duda / en nuestros corazones. / ¿Qué será de nosotros? / Se desgarra el cielo / junto a nuestras esperanzas. / ¿Por qué gimen el agua y el fuego?", mientras suenan los silbatos de la muerte.

El amatlamátqui confirma el funesto destino, visto en el espejo adivinatorio: "La destrucción de nuestras ciudades y de todo lo que conocemos... Cuerpos desfigurados, alaridos... Un flagelo flota en el aire lacerándonos sin siquiera tocarnos".

Afuera, mientras tanto, la gente que no alcanzó boleto y se dispuso a seguir la función en una pantalla dispuesta en la Calle Angela Peralta trataba de prestar atención, pero un indigente no dejaba de chiflar, muy duro, y gritar "¡México, México!".

Le exigían que se callara y dejara oír, pero más bravucón se ponía.

Incluso llegó la policía para llevárselo, pero, a pesar de la molestia que provocaba, sucedió la magia y el público se volvió para defenderlo: "¡No te lo lleves, está viendo la ópera!".

En la carpa, el público estaba metido en la trama, sin distracciones, y reaccionaba a la arenga de Cuitláhuac desde dentro del recinto: "No nos rendiremos", y afuera la multitud lo seguía: "Sí, no nos rendiremos", ante las escenas más emotivas, como la muerte del tlatoani.

A Marisol Gasca, danzante mexicana que vino desde Ciudad Nezahualcóyotl para acudir a la puesta, le pareció fidedigno el movimiento de los bailarines en la cantata.

"Un espectáculo muy completo"

"Un espectáculo muy completo: une danza con música contemporánea. Es gratificante que haya tanta calidad en la estructura de la historia, cumple con la estructura de la ópera y tiene muchos elementos muy mexicanos y contemporáneos".

"Sí me quedé '¡Wow!', a pesar de que lo vimos afuera", opinó, por su parte, Nadia Sánchez, cantante y artista del noise, vecina de Iztapalapa, la tierra de Cuitlahuatzin.

Por su parte, como si estuviera en un mitin, la alcaldesa Brugada, quien aspira a ser candidata de Morena a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, sintetizó la noche: "Regresa Cuitláhuac al centro de la gran Tenochtitlan de la mano de su pueblo. ¡En esta Noche Victoriosa vive Cuitláhuac!"

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