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Recibe Sara Poot Herrera, investigadora de Yucatán, medalla Sor Juana

Foto(s): Cortesía
Luis Ángel Márquez

Yanireth Israde González/Agencia Reforma

 

Ciudad de México.- "No sé hacer otra cosa más que reírme de mí, jugar conmigo", confió la investigadora Sara Poot Herrera al recibir este viernes la Medalla Sor Juana Inés de la Cruz de manos de Carmen Beatriz López-Portillo, Rectora de la Universidad del Claustro de Sor Juana (UCSJ), durante una ceremonia que también conmemoró el aniversario 370 de la poeta. 

"Aquí se escribió Primero Sueño, aquí se escribió Los empeños de una casa", dijo sobre el recinto de Isabel la Católica 42 donde vivió la monja jerónima y donde al fin la yucateca pudo recibir la presea, tras posponer la celebración el año pasado por la pandemia.

"Cuando (sor Juana) llegó aquí ya llevaba algunos sonetos, y se dice de una loa -que todavía no se ha descubierto-, pero éste fue su cobijo y cumplió como monja, como escritora, como economista, como cocinera y siguió cantando y siguió cosiendo con las albas manos de las que habla Margo Glantz", relató la sorjuanista, a quien acompañaron López-Portillo y Moramay Herrera Kuri, directora de Inundación Castálida, revista de la UCSJ cuyo más reciente número dedica justamente a la Fénix de América y a la galardonada.

De Sor Juana todavía hay mucho más que decir, puntualizó la también profesora de la Universidad de California (UC), en Santa Barbara, y cofundadora de UC-Mexicanistas, e instó a volver al libro de Sor Juana Inundación castálida y hurgar en los secretos que aún guarda.

 Y dijo que imagina risueña a la poeta. La experiencia de padecer tabardillo, reveló, hizo que ejercitara la ironía y tomara distancia de sí misma.

"Nunca habló de su obra; habló de sus amadas hermanas; habló poco de ella, hasta que un día tuvo que hacerlo en la Respuesta (a Sor Filotea de la Cruz), pero se amparó en una genealogía de mujeres, y no sólo de mujeres, sino que mencionó a personajes mitológicos que generan los géneros", explicó.

Por su parte, López-Portillo destacó la luz y energía que irradia la académica yucateca. "Ha iluminado con su saber a Sor Juana en esta casa", añadió, "la ha hecho recorrer con ella tantas geografías, ha iluminado la imagen de México en las mentes y los corazones de quienes nos miran desde fuera".

 Y, conmovida, la rectora le agradeció "por cuidar el alma de este claustro". "Se vale llorar", respondió la académica tras estrecharla en un abrazo antes de recibir la medalla que reconoce "su contribución a la comprensión de la cultura mexicana y su amistad incondicional con El Claustro".

Rafael Tovar y López-Portillo, Vicerrector de Enlace Institucional, leyó un texto de Guillermo Levine dedicado a Poot Herrera, y también lo hizo Herrera Kuri. Ambos evocaron las contribuciones y capacidad de trabajo de la galardonada.

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