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Pintora oaxaqueña Cecilia Escobar expone "El despertar del Cazahuate"

Foto(s): Giovanna Martínez
Giovanna Martínez

Con el objetivo de que se revalorice y se conserve uno de los árboles emblemáticos de Oaxaca, la artista plástica Cecilia Escobar presentó su exposición pictórica “El despertar del Cazahuate”, en honor a este árbol silvestre. 

La exposición está compuesta por 12 cuadros elaborados en óleo sobre tela que transporta al observador a esos paisajes donde resalta el verde de las praderas y el azul de los cielos. 

“La exposición nace del cariño que le tengo a Oaxaca, de sus cielos, aires; el Cazahuate para mí es representativo y me entristece que las personas no lo tomen en cuenta, he visto que lo derrumban y actualmente en el valle ya no existen”, dijo. 

La autora expresó que ha podido ser testigo de su majestuosidad y cuando se combina con el cielo de Oaxaca es digno de admirar, ya que en temporada decembrina, su copa se llena de flores blancas y los colibríes se alimentan de sus hojas. 

“Es un espectáculo maravilloso poder admirar todo lo que nos brinda la naturaleza, por lo que es importante que nos sensibilicemos y podamos preservar esta especie”, dijo. 

Homenaje cultural

Por lo que la exposición es un homenaje al bagaje cultural de esta especie nativa y abundante en el sureste mexicano; testigo mudo de la conquista, del florecimiento del imperio español y de su declive, pero al igual que Monte Albán, sobreviviente a la misma.

A través del óleo y el lienzo, la artista nos presenta un particular ensamble introspectivo nacido de su propia conceptualización cognitiva y un poderoso simbolismo visual.

Esta búsqueda le permite afianzar sus propias raíces, matizarlas y expresarlas en su obra, con la finalidad de establecer un vínculo con el espectador que motive la curiosidad y el deseo de adentrarse en el descubrimiento de nuestro Oaxaca.

Diversas propiedades

El Cazahuate de monte también es conocido como palo bobo; es un árbol silvestre de la familia de las convolvuláceas; es utilizado como ornamental.

Mide de 1 a 4 metros, es caducifolio y es bastante resistente al ambiente seco; produce semilla mediante una vaina color café; su corteza es amarilla y los tallos finamente pubescentes, amarillentos y con látex blanco. 

Sus hojas son simples finamente pubescentes en ambas caras; las flores son blancas con el cáliz finamente pubescente y la corola mide de 4 a 6 centímetros; el interior de la corola es púrpura.

A este árbol se le atribuyen distintas propiedades medicinales, como tratamiento de problemas de la piel; ayuda a evitar la caída del cabello y le aporta nutrientes importantes para su cuidado; ayuda a controlar la aparición del acné; es ideal para aliviar dolores o inflamaciones causadas por heridas, caídas, lesiones, reumas o incluso problemas de parálisis; además, posee grandes propiedades diuréticas para disminuir la inflamación en el vientre y los ovarios.

Conócela

Cecilia Escobar es oaxaqueña de nacimiento, desde pequeña se interesó en las artes gráficas; proveniente de una familia con una marcada inclinación a las artes, su madre cantaba, sus tías formaron el dueto "Las Hermanitas Escobar" en los años 50, su abuelo fue primer violín de la Academia de Bellas Artes.

Estudió Diseño de Comunicación Gráfica en la Universidad Autónoma Metropolitana Campus Azcapotzalco antes de adentrarse de lleno en la optometría, cobijada por la tradición familiar, aunque siempre mantuvo su pasión por la pintura y desarrolló su técnica a la par de su carrera profesional.

Fue discípula del maestro Juan Alcázar en el Taller Rufino Tamayo; en la Casa de la Cultura Oaxaqueña estudió bajo la tutela del maestro Sergio Hernández. También tuvo una de las primeras galerías de arte en Oaxaca, la Galería Carmen en los años 90, donde expuso obra de Nicéforo Urbieta, Fulgencio Lazo, José Luis corral, Felipe Correa, José Antonio Platas, María Eugenia Gutiérrez, Isaac Martínez, Jorge López, entre otros. 

Su obra se ha presentado en exposiciones de la Universidad Autónoma Metropolitana, en el Salón Rufino Tamayo de la Casa de la Cultura Oaxaqueña; también participó con el maestro Juan Alcázar en la elaboración del cuaderno de grabados del Jardín Etnobotánico, en el 2002.

El Cazahuate y Monte Albán

Cuenta la historia que a la llegada de los exploradores franceses al cerro sobre el que se edificó la antigua Dani Baán (nombre con el que conocían los zapotecas a Monte Albán), había preciosos árboles llenos de flores blancas.

El nombre castellano de Monte Albán fue dado al observar la similitud del paisaje con los montes Albanos en Italia y le llamaron monte albano que en el transcurso de los años derivó en Monte Albán.

Las flores blancas del Cazahuate que abundaban en esta zona, son las responsables de la coloración del paisaje y por tanto, de proveer la similitud con dicha región europea que heredó el nombre a este reconocido sitio arqueológico.

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