Isela Sedano
Casa Museo Amapola, de Málaga, España; y River Arte de Huajuapan de León, Oaxaca, se unen nuevamente en el quinto año consecutivo para rendir homenaje a Nuestra Señora de Guadalupe.
La artista plástica Laura Rivera y el maestro Jesús Matamala rinden un homenaje a nuestra Virgen Morena, con la exposición pictórica inaugurada el 11 de diciembre del presente año en forma física y virtual, con 30 obras de artistas locales y del estado de Oaxaca.
Con una obra del maestro Jesús Matamala, enviada y traída desde España y con la asistencia de la mayoría de artistas participantes, se hizo el corte de listón.
Como marco del evento se tuvo la participación de la hermosa voz de la soprano Gabriela Iniesta; la bienvenida estuvo a cargo de la directora maestra Laura Rivera y en forma virtual, las palabras del maestro Jesús Matamala, quienes nos dicen: “Me siento feliz y con gran orgullo por haber logrado este homenaje a nuestra Morenita del Tepeyac, ya que se logró con mucha fe y agradecimiento; todo esto gracias a la participación, entusiasmo y responsabilidad con el que se tomó por parte de los artistas a esta muestra, ya que fue todo un reto por primera vez plasmar sobre un lienzo cien por ciento de fibras de henequén llamado ayate, que fueron traídos del estado de Yucatán, para seguir la tradición con el milagro Guadalupano.
"Por otro lado, se tiene planeado un libro editado a través de la editorial Granada Costa y será a través de las redes y periódicos culturales y digitales como se dé a la luz".
La alianza y el hermanamiento cultural entre River Arte & Fundación Amapola, es un vínculo donde no existen distancias, ni fronteras, cuyo día común es el color.
Y así es como se ha dado este peregrinar de la exposición, cuyo siguiente destino es viajar a Málaga, España.
Comentan que "no hay retos, no había que demostrar nada; 30 artistas, 30 almas, para una misma imagen; no buscamos premios o ganar competiciones, no hay que demostrar qué obra es mejor, porque de todas hemos hecho una".
Aquí, esta exposición, este homenaje a nuestra Virgen del Tepeyac que se le apareció a Juan Diego y cuya imagen quedó impresa en el ayate que él llevaba y que nos habla de la espiritualidad, de su origen remoto, cuyo santuario prehispánico se encuentra al norte de la Ciudad de México, dedicado a la diosa Tonantzin y amalgama de dos culturas que se unieron por fe ante la Virgen de Guadalupe, y cuyo simbolismo y misticismo se encuentra dentro de la pintura de gran flor solar que en el centro representa al Niño Sol, y cuya posición indica movimiento perpetuo; es decir, que en el vientre de María está Dios, Omnipotente y Eterno, con esa plenitud de espacio, de tiempo, de vida, de matemáticas, de Dios-hombre, de vida-muerte, simbolismo pleno en fechas y colores".
