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Comparte artista oaxaqueño, Sergio Hernández, su universo pintado

Foto(s): Cortesía
Agencia Reforma

Israel Sánchez

CIUDAD DE MÉXICO.- La exposición sobre Sergio Hernández que inaugura el Colegio de San Ildefonso es tan amplia y completa, que el artista oaxaqueño estima que están prácticamente todas las obras que ha pintado, o al menos una importante representación.

"Si me quedé con unas ahí en el taller, son muy pocas", acotó ayer el creador originario de Huajuapan de León, en la Mixteca de Oaxaca, al término de un recorrido para medios por la muestra que abrirá sus puertas al público mañana.

Con 143 obras divididas en cuatro secciones curatoriales -"Historia", "Universos", "Mitología" y "Naturaleza"-, desplegadas por mil 103 metros cuadrados en siete salas del recinto capitalino, la exhibición que lleva por título el nombre del artista constituye una suerte de retrospectiva sobre quien suele ser considerado un representante esencial de la llamada Escuela Oaxaqueña de Pintura.

"Es, de alguna manera, cierta culminación de 25 años de trabajo, con una variedad de cuadros de diferentes épocas y diferentes técnicas", calificó Hernández. "Y creo que ha abarcado un semblante de lo que soy yo".

Si bien lo primero que se puede apreciar en la exposición son aquellos dibujos a lápiz y tinta que un joven Hernández hiciera durante su viaje a París en la década de los años 80, el solo hecho de presentar su trabajo en el corazón de la Ciudad resulta un guiño a su propia vida.

"Estoy muy contento de exponer ahora en San Ildefonso porque viví también por estos barrios", compartió el artista que de joven durmiera en los talleres de la Academia de San Carlos, donde se formó con maestros de la talla de Gilberto Aceves Navarro.

"Cuando se descubrió el Templo Mayor, un amigo me invitó a visitar la recién descubierta piedra de la Coyolxauhqui y todos los rescates arqueológicos, que fueron muy inspiradores para mí", agregó Hernández.

No es fortuito, pues, el copioso quehacer del artista oaxaqueño reinterpretando algunos códices, como los purépechas o el de Yanhuitlán, granjeándose con ello que el historiador y filósofo Miguel León Portilla -que llegó a escribir textos para acompañar las muestras de Hernández- lo considerara un tlacuilo, es decir, el que cuenta la historia.

Las numerosas témperas, frescos, gráfica, técnicas mixtas y plomos, en su mayoría piezas de gran formato, destacan a Hernández como un creador versátil y con una conocida predilección por materiales naturales y pigmentos minerales: cobalto, cinabrio, oro, grafito.

"Él es un maestro en el manejo de las técnicas y los materiales", refrendó durante el recorrido Marisol Espinosa, coordinadora del Estudio Sergio Hernández y co curadora de la exposición.

Versiones gráficas de sueños y pesadillas que registraba en un diario durante la pandemia de Covid-19; obras inspiradas en el Cristo martirizado de Matthias Grünewald, y hasta procesos "alquímicos" redondean la muestra, que permanecerá en exhibición hasta el 28 de enero próximo en el recinto de Justo Sierra 16, Colonia Centro.

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