Beatriz Gutiérrez Müller
Narges Mohammadi, de 51 años de edad, estudió Física, pero desde joven fue periodista en medios no afines al gobierno iraní, al mismo tiempo que realizaba activismo por los derechos humanos.
Se casó con un prorreformista como ella, Taghi Rahmani, quien pasó 14 años encarcelado hasta que, ya libre, optó por exiliarse en Francia en 2012. Tienen dos hijos: Ali y Kiana.
Narges suma varios arrestos y cárceles.
1998: un año, por realizar críticas al gobierno de Irán.
2010: unos meses (misma razón) porque salió bajo fianza.
2011: por atentar contra la seguridad nacional y realizar propaganda antigubernamental, salió varios meses después.
2012: mismo tema de atentar contra la seguridad nacional, sentenciada a seis años, aunque fue liberada en semanas.
2015: nuevas acusaciones y una sentencia que purga actualmente en Teherán por 10 años y 8 meses.
Al ser notificada de que ha ganado el Premio Nobel de la Paz este 2023, logró enviar un posicionamiento desde la cárcel: “No pararé en mi lucha por la democracia, la libertad y la igualdad”. Su esposo Rahmani continúa la lucha desde París, donde ayer declaró junto a sus hijos, de 17 años: “es un premio para todos los hombres y mujeres que luchan por la mujer, la vida y la libertad”.
El gobierno de Irán ha difundido su postura: condena el premio porque tiene sesgos y lo mueven intereses políticos.
Yo solo puedo decir que quien cree verdaderamente en una causa justa y lucha por ella a pesar de los tormentos, no puede estar equivocada. Equivocados están quienes desde su cómodo sillón juzgan sin saber qué es ser mujer sin derechos o con derechos aminorados. Ninguna religión busca el daño a las mujeres; son los intérpretes de sus libros sagrados los que, casi a la letra, la condenan a morir en su lucha por la libertad.
Felicidades a Narges Mohammadi, no hay perseverancia que no fructifique. Felicidades por ti, tu causa y la de millones de mujeres encarceladas por regímenes teocráticos.
Un abrazo desde México. (Tomado de Facebook)
