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Piden dignificar el patrimonio musical nativo de América

musicos
Foto(s): Cortesía
Carina Pérez García

En la reciente edición del II Congreso Internacional de Etno y Arqueomusicología, celebrado en el Auditorio "Jaime Torres Bodet" del Museo Nacional de Antropología, 13 músicos de la Orquesta de Instrumentos Autóctonos y Nuevas Tecnologías (OIANT), de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Unitref), de Argentina, hicieron un llamado a revalorizar los sonidos, los instrumentos y las cosmovisiones musicales de Latinoamérica.

Según información del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el concierto de apertura fue un viaje por las geografías sonoras del Continente Americano. La sesión alternó cantos quechuas y andinos con sonidos mexicas y mayas, instrumentos como teponaztles mesoamericanos, gaitas colombianas o charangos bolivianos; el director de esta agrupación, Alejandro Iglesias Rossi, distinguió al quehacer de la orquesta como una declaración de principios musicales.

“En la lógica que conocemos desde la Revolución Industrial, el compositor no es intérprete ni viceversa, y nadie espera que el guitarrista haga su propia guitarra, sino que la compre en la casa de música”, dijo.

Al contrario de este modelo, agregó el también académico de la Unitref –casa de estudios que junto con las universidades nacionales Autónoma de México y Daniel Alomía Robles, de Perú, organiza el congreso–, la OIANT se concibe bajo una acción holística e interdisciplinaria.

“Cada uno de los miembros de nuestra orquesta ha ido a la Amazonía, a los Andes, a la Patagonia o a Mesoamérica para investigar y recuperar tradiciones musicales o instrumentos que aún se tocan o que, incluso, habían caído en desuso”, señaló.

El creador destacó que otro componente es la voluntad de los músicos de la OIANT para construir sus propios instrumentos, la cual se retoma de las comunidades indígenas, entre las cuales existen innumerables formas de crear y afinar los instrumentos.

La música, ¿de origen humano?

Alejandro Iglesias Rossi añadió que entre pueblos como los quechuas se considera que la música no es de origen humano. Así, ejemplificó, los charangueros de Bolivia o de Perú deben dirigirse a lugares sagrados –cuevas o cascadas– para pedir las melodías a las divinidades, aprendiéndolas durante noches enteras en una concepción metafísica donde las notas musicales se extraen del corazón de la Tierra.

La OIANT, señaló, se creó en 2004 como un espacio de reflexión sobre lo que significa ser artista en América Latina, revalorizando instrumentos nativos del continente.

“Desafortunadamente, existe la tendencia a pensar que componer música significa hacerlo para violonchelos o pianos, como si los instrumentos y los creadores nativos de América no tuvieran la misma dignidad ontológica que aquellos heredados de Europa”, afirmó.

Al concluir el concierto, Alejandro Iglesias Rossi celebró la continuidad de espacios de diálogo, como el II Congreso Internacional de Etno y Arqueomusicología, ya que, apuntó, cada una de sus actividades contribuye a evitar el desarraigo individual y el empobrecimiento cultural de nuestras tradiciones musicales.

 

“Es necesario revalorizar los saberes que subyacen en los instrumentos y las melodías del continente”.

Alejandro Iglesias Rossi

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