La Luna de América sorprendió y se dejó sorprender por los oaxaqueños, en un concierto que selló con un agradecimiento de rodillas en el Auditorio Guelaguetza. El intercambio de energía entre la artista y su público se fraguó al calor de “¡Ay amor!”, “Talismán”, “Luna”, “Evidencias”, “Hechizo” y más, en un concierto de casi tres horas.
Al filo de las 20:00 horas, el público se apresuraba a ingresar, compraban apurados alguna gorra, sudadera o taza con la imagen de la cantante sinaloense. A las 21:00 horas comenzó el concierto para no dar tregua; Ana Gabriel interpretó con el alma éxito tras éxito, composiciones que ella misma ha escrito, como “Quién como tú”, “Simplemente amigos”, “Y aquí estoy”, “Amor con desamor”, “Sin problemas”, “Es demasiado tarde” y “Lo poquito que me queda”.
No sólo el sonido fue impecable; la entrega de la orquesta que la acompaña, así como del mariachi y hasta una banda sinaloense, tres momentos del concierto que cautivaron y sorprendieron a más de uno. El ambiente fue in crescendo.
La cantante nacida en Guamúchil, Sinaloa, con una voz intacta y un buen humor agradeció el recibimiento del público oaxaqueño, que dijo, la sorprendió, tanta emoción le causó la euforia que recibió de una mujer del público una botella de mezcal, que a petición del público abrió y le dio un trago.
Sorprendida por el sabor, que dijo no conocía: “Wow, wow, wow ¿qué es esto? Pensé que se parecía al tequila, esto sabe ahumadito… Pues creo que ya me está gustando más el mezcal”, a lo que el público respondió con un grito de orgullo.
Se confesó conmovida por pisar el Auditorio Guelaguetza y recordó que hace 45 años estuvo en Oaxaca, pero no aún como Ana Gabriel, por lo que podría decirse que este fue su primer concierto en la ciudad, en el que está celebrando sus 50 años de trayectoria, con la gira #UnDeseoMás.
Tras el trago de mezcal, dijo que sí se había mareado, que ella no tomaba, pero consejos. Y que sí le había gustado el destilado. Hilarante y pícara respondió con una pregunta para su público, que la alentaba a tomar otro trago: “¿Bueno, ustedes a qué vinieron? ¿Pagaron por verme cantar o por verme tomar mezcal?”, a lo que respondieron afirmativamente a la segunda, lo que le sacó una carcajada.
Con voz intacta a sus 68 años, acompañada de dos coristas y ocho músicos de su orquesta, agradeció su dedicación y talento. Dijo: “Con esto yo quiero decirles que tengo el orgullo de traer grandes músicos a mi lado” y también reconoció el talento del mariachi y la banda sinaloense que la acompañó, con la que cantó “Tú y las nubes”, de José Alfredo Jiménez y “Mi gusto es”, de Antonio Aguilar.
Orgullosa de su tierra, Sinaloa, de sus colegas músicos, el buen humor continuó y pedía al público pedir atención a las letras de sus canciones; también dijo que aquí en Oaxaca se había vuelto a enamorar y que ya no iba a decir que era asexual.
Uno de tantos momentos emotivos de la noche fue cuando pasó al frente a sus guitarristas para interpretar una de sus canciones más recientes y que dijo, está en todas las plataformas: “No me digas”.
“Por favor escúchenla, es una canción nueva, puede que no se la sepan”.
De Juan Gabriel también interpretó “Hasta que te conocí” y “Luna”. Un concierto que el público deseaba interminable, al que la cantautora se entregó. Y aunque al comentar que no le daría tiempo conocer bien Oaxaca, aludiendo que no visitaría el cañón del sumidero, las risas no se hicieron esperar; aún así, entregado, el público se quedó hasta que cerró el concierto con “Amigos, simplemente amigos”.
Ana Gabriel vistió un traje sastre gris, tenis brillantes y una mascada anudada al cuello, en la que dijo era una noche fría para ella que está acostumbrada a un clima caluroso. El gran cierre fue cuando se arrodilló en el escenario para agradecer a su público, prometiendo que esta no sería la última vez en esta plaza.
