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¿Conoces a Ludwig Wittgenstein, filósofo, mecenas y arquitecto?

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Foto(s): Cortesía
Redacción

Alejandro Guzmán G.

A Ludwig Wittgenstein, el filósofo de Viena, se le recuerda en el imaginario colectivo por su frase “Todo aquello que puede decirse, se puede decir con claridad; y sobre aquello de lo que no podemos hablar, mejor es guardar silencio”. En la primera etapa de su pensamiento, y sólo como punto de referencia, diremos que después de rechazar el lenguaje común, postula un lenguaje ideal, estructurado logísticamente y reducido a lo que se puede experimentar por medio de los sentidos.

El Wittgenstein posterior -y la Escuela de Cambridge- analiza el complejo lenguaje diario, intraducible a expresiones logísticas: “[…] Que el mundo es mi mundo se muestra en qué los límites del lenguaje significan los límites de mi mundo”. Al mismo tiempo, y bajo influencia de Schopenhauer, cree en verdad en la existencia de otro sujeto, metafísico o filosófico, que “no pertenece al mundo, sino que es un límite del mundo”.

Rechaza el negocio familiar

"Lo verdaderamente nefasto de una gran fortuna es que no se pueda amasar sin colaborar al progreso», sentencia Gómez Dávila. Durante cien años la familia Wittgenstein fabricó armas y trenes. Ludwig, el más pequeño de los hermanos, desafiando la autoridad paterna  –la de un industrial oportunista–, se negó a involucrarse en el negocio familiar.

Fue maestro durante la posguerra en una aldea montañosa y posteriormente se marchó a Inglaterra para estudiar matemáticas y más tarde filosofía y lógica en Cambridge, con Bertrand Russell, quien siempre le consideró su alumno más brillante. 

"Riqueza ociosa es la que sólo sirve para producir más riqueza». Ludwig destinó parte de su herencia a artistas necesitados – un regalo de cien mil coronas, unos setenta y cinco mil dólares–, para ello se acercó  a Ludwig von Ficker, editor de la revista cultural Der Brenner (‘La llama’), pidiéndole dividir el dinero entre artistas de su elección sin revelar el nombre de su benefactor: “Te escogí para realizar esto confiando en las palabras que [Karl] Krauss escribió sobre ti y tu revista, y confiando en las palabras que tú escribiste sobre Krauss”.

Artistas beneficiados

Entre junio y octubre  de 1914 von Ficker recibe el dinero. Algunos de los beneficiarios fueron los poetas George Trakl y Rainer Maria Rilke, el pintor Oscar Kokochka, la poeta y pintora Else Lasker-Schüler, y el arquitecto Adolf Loos. “Loos, por cierto, nunca supo que Wittgenstein fue el anónimo donador de las dos mil coronas que le tocaron. En su carta de agradecimiento a von Ficker le escribió: ‘Tu amable carta me conmovió profundamente y con agradecimiento acepto el regalo en tiempos de penumbra, esperando que las cosas cambiarán para bien y que seré capaz de retribuir la suma a su destinatario original’.

Asumimos que Loos nunca estuvo en  la situación financiera para cumplir su promesa”. Por cierto, el círculo de la revista ejercería una gran influencia en la obra de Trakl y en su recepción. Desafortunadamente Trakl apenas disfrutó su estipendio pues el tres de noviembre muere de un paro cardíaco por sobredosis de cocaína, después de otros intentos de suicidio.

Su idea de la arquitectura

Ludwig imaginaba la Arquitectura cómo síntesis del pensamiento: ideó y construyó un palacio para su hermana -mujer reproducida por Klimt en cubiertas de libros-, uno de los más bellos monumentos arquitectónicos del temprano modernismo, producido por Alfred Loos y uno de sus pupilos.

Pese a ello, describió la precariedad de la arquitectura con rotundidad: “La arquitectura existe para inmortalizar o glorificar alguna cosa. Así que mal puede haber arquitectura cuando no queda nada para glorificar”. El ‘Kundmanngasse’, como le nombraron era “único, elegante y austero, unificado” y a menudo se le recuerda como “la encarnación en concreto de las ideas de Wittgenstein. Ciertamente el único edificio diseñado y construido por un gran filósofo”. El edificio se mantiene en pie. 

 

–Alejandro Guzmán G.

PAUL WIJDEVELD. Ludwig Wittgenstein, Arquitect. Thamos and Hudson. 1995.

LUDWIG WITTGENSTEIN. Luz y sombra. Una vivencia nocturna y un fragmento epistolar. Trad. Isidoro Reguera. Pre-textos, 2006.

ALEXANDER WAUGH. La familia Wittgenstein. Trad. Germán Paez. Lumen, 2009.

NICOLÁS GÓMEZ DÁVILA. Escolios a un texto implicito. Atalanta, 2009.

 

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